viernes, 22 de diciembre de 2023

La ciega


La ciega. Cuento y reflexión
Aurora había nacido completamente sana, una niña fuerte, con todos sus sentidos. Sus padres eran un matrimonio acomodado que llenaron a la pequeña de todo tipo de caprichos. Creció pues consentida, como lo tenía todo, no echaba en falta, ni agradecía nada, despreciaba a las personas de clase social inferior a la suya, trataba con desprecio al servicio. En la escuela e Instituto, en varios pues fue expulsada de muchos, todos privados. Era una compañera egoísta.
Con los animalitos no era mucho mejor, se le antojaba un perro, un gato, hasta un pato quiso una vez, luego se cansaba y ya no lo querían por suerte sus padres daban el animalito a familias que lo iban cuidar bien.
Tambien maltrataba las plantas los árboles, arrojaba basura el mar cuando iban a la playa; y el río de su pueblo lo consideraba su basurero.
Destruía los nidos que podía
Hizo la primera Comunión, para recibir los regalos más caros, y así siguió mucho tiempo, con caprichos, amigos que lo eran por que los invitaba  a cosas caras
Su sentido más desarrollado era la vista, era capaz de ver una hormiga negra, en una piedra en noche oscura. Su tía Remedios le decía que debía dar gracias a Dios por todo lo que tenía, en especial por la vista.
Ella se  reía, Dios en caso de que existiera, no tenía nada que ver con su sentido de la vista, era cosa de los genes.
Un día, ya debía de tener unos 22 años, y se iba casar pronto, se despertó y todo estaba oscuro, llamó con malos modos a una de las empleadas de sus padres, y le recrimino por no haberle abierto aún las persianas y corrido las cortinas, la joven doncella le dijo. Que todo estaba abierto, y hacía un día espléndido. Aurora no le creyó, ella no veía nada, le ordeno que avisará a sus padres estos acudieron y confirmaron lo dicho por la criada. Pero ella seguía sin ver. La llevaron a los mejores médicos, todos dijeron lo mismo, ceguera irreversible; el nervio óptico se había desprendido  no había cura
Al principio se desesperó, maldijo. Pero poco a poco se fue calmando, recordó las oraciones de la Iglesia, los Salmos, lo poco que había retenido de La Biblia, quería aprender braille, para poder leer la Biblia en Braille, de pronto su rostro se iluminó, pidió perdón a todos. Su novio que tenía ya varias amantes y se casaba con ella por interés, al ver que estaba ciega, rompió con ella.
Aurora aprendió Braille, empezó a colaborar en la iglesia como catequista, se paraba a hablar con todo el mundo, le gustaba escuchar el murmullo del río, se paraba  a oler las flores, acariciaba a los perros y los gatos, tenía un perro lazarillo, y un gato epuloncillo, le llamaba por lo tragón que era
Se hizo una persona encantadora
Un día que estaba con su tía Remedios, le dijo. Tía sabe usted una cosa, desde que Dios me devolvió la vista, estoy mucho mejor, la tía pensó que se había producido, un hecho milagroso. Pero Aurora la sacó, de su error. 
No tía no veo en el sentido que usted piensa, en ese mis ojos siguen sin luz y lo estarán siempre, salvo un milagro que ni pido, ni merezco, no me refiero a otra visión más profunda, yo antes tenía ciegos el alma y el corazón, por eso no veía, ni agradecía lo que Dios había hecho, despreciaba y maltrataba sus criaturas, y no solo a las que son solo sus criaturas sino también a las que además de criaturas son su imagen y sus hijos, ahora en mi corazón lo veo claro, y guárdeme el secreto a veces veo a Dios, al Creador al Padre
Cómo lo ves, mi niña. Dijo la tía Remedios, como un viejito
Que va, lo veo como un chiquillo que juega con nosotros, cómo va ser un viejo, no ve tía, que por Dios no pasa el tiempo.
Se enamoró Aurora de un joven que tenía buena vista, se casaron, y no, no tuvieron hijos pero adoptaron dos nenes de dos jóvenes mamás que habían sido ultrajadas, y que en lugar de condenar a muerte a sus bebés los dieron a Aurora y su esposo.
Así que sí tuvo hijos una nena que se llamó como ella Aurora, y un nené que se llamó como su papá Leandro.
Llegó a ser muy viejita y fue una abuelita adorable para sus cinco nietos todos de su hija Aurora, Leandro de fue de misionero a África y murió mártir.
Fin

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