viernes, 5 de abril de 2013

El traidor




En realidad debería llamarlo, “la traidora”

Yo tendría sobre unos 11 años, y, la profesora de lengua; nos había pedido que escribiésemos en una cartulina con dibujos, una historia de un pescador; a mi me ayudo a escribirla un tío mío, al que siempre considere un padre; y, me hizo él los dibujos, transcurría en Japón, y los personajes tenían nombres que sonaban a japonés; era la historia de un pescador muy pobre....; pero bueno no voy a contar aquí el cuento,

El caso es que la profesora, me dijo que estaba lleno de fantasía (claro era un cuento) y se quedo con él, además me puso un cero en gramática.

Paso el tiempo; y, un día, hace cosa de no muchos años, leí en la prensa, la noticia de que una persona dedicada al mundo de la enseñanza había ganado un importante premio literario, la cara se me hacía conocida, pero no sabía de que, por la noche una amiga me llamo para decirme que era “ mi antigua profe de lengua castellana”, en un principio me alegre, siempre alegra que los demás lleven premios, y, me decidí a ir comprar el libro; pero una vez que lo tuve en mis manos, no pude menos que ojearlo, y, al leer el argumento, vi. que era el cuento que yo, con ayuda de mi tío, había escrito con tan sólo 11 años, ni siquiera había cambiado el nombre de los personajes; el cuento que dormía en mi subconsciente revivió de nuevo.

No compre el libro; salí de la tienda indignada; pero qué podía hacer; no mucho, es decir nada; no podía ir a denunciar plagio, porque no tenía pruebas, así que preferí que fuese el tiempo el vengador.

El libro fue un éxito, y, al poco tiempo; saco otro, éste si era suyo; “una esquela funeraria”; tiene más argumentos; y, más imaginación;  la editorial lanzo muchos ejemplares;  confiaban en el éxito del anterior, sólo se vendieron tres.


Fue su última publicación, ni siquiera es preciso;  decir el nombre porque nadie la recuerda ya.

El relato de mi tío aunque con su firma, si fue leído, la mala profesora, que abuso de su poder, y. engaño a una niña, recibió su castigo

No hay mejor plato, que la venganza cuando no se busca, y, es Dios mismo quien la trae

Fin

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