miércoles, 3 de abril de 2013

La Foca " Princesa"

La foca princesa 

“Princesa”,  se quedo mirando el pescado, que le ofrecía el turista gordo, y, grasiento, en realidad, no se llamaba; “Princesa”,  ese era el nombre que le habían puesto los humanos que la habían cautivado; ¡ay si hubiera obedecido a su abuela; la foca Naca, todo seria distinto; pero como todos los jóvenes, “Azul” era confiada, atrevida ,ingenua; además. ¿Por qué iba a desconfiar de aquellos seres, que le daban pescado, y le rascaban el lomo?

Ella sabía, que algunos de aquellos animales (llamados hombres, o, humanos, mataban,  focas, para robarles su piel, pero éstos no, éstos eran buenos).

“No hay humano bueno” había dicho su abuela “Naca” y, sus padres lo habían coreado; “Se creen superiores, y, si te dan peces, es porque buscan algo”.

Los mayores ya se sabe, siempre pensando mal; pero Azul, sabía que no era cierto, sólo querían jugar; se admiraban de sus piruetas de sus saltos sobre la roca.

Claro que no le gustaba mentir en casa, pero como se empeñaban, en que no viese a los humanos; tenía que decirles que había estado retozando en las rocas.

En vez de la verdad, que había estado con aquellos hombres tan buenos, y, tan simpáticos que la consideraban, una princesa, así la llamaban.

Un grito. Saco a “Princesa” de sus pensamientos, un grito, y, la amenaza de un castigo; era uno de aquellos hombres, pero ahora no era bueno; ahora era cruel, y, la obligaba a saltar, a brincar, a jugar, aunque ella no tuviese ganas, que no las tenía casi nunca, apenas le daban de comer, para que al tener hambre, la sardina, que otros humanos le ofrecían, la moviese a realizar lo que llamaban “gracias”.

Si hubiera obedecido a su abuela, y, a sus padres, pero ya era tarde, y, nunca volvería a ver el azul del mar; la tenían metida en una piscina.

Ella se había confiado en ellos; pensaba que su  actuación era noble, por ello, cuando; aquel día la metieron en su lancha; no temió nada. Pensó que tal vez la querrían llevar a ver su casa, pero después la volverían a traer.

Pero el viaje se hacia muy largo; y. uno de los hombres, le hizo daño con un hierro, que dolía mucho poniéndole una marca, con el nombre de “Princesa”; aunque mejor hubiesen hecho llamándole “Esclava”

Confiada por naturaleza, tardo días pese al daño que le habían causado en darse cuenta, de que había caído en una trampa, de que nunca volvería a ver a su querida abuela; ni a sus hermanos, ni a sus padres, ni a la foca macho “Verde – Mar”; por quien todas las jovencitas focas, andaban un poco locuelas.

Su vida se agotaría en el circo haciendo piruetas en una piscina, y, todo por haber desobedecido a sus mayores.
Ahora ya no le reían sus gracias, le gritaban, e incluso la golpeaban a veces, no eran raras las ocasiones en que tenía que escuchar:”este animal, cada día rinde menos, la verdad, ya va vieja, lo mejor será si sigue así sacrificarla”.

¿Por qué eran los humanos tan malos?

Su abuela decía, que no sólo eran crueles con los otros animales, sino entre ellos, y contaba cosas, que se hacían unos a otros, que si uno las creyese, le pondrían los pelos de punta, y, no dormiría por la noche; pero Gracias a Dios, una foca es una criatura inteligente, y, no cree cuentos, para niños.

Y, hablando de niños:
Allí estaba uno, era un pequeño gitanillo, sucio desgreñado, con los ojos enrojecidos por el llanto; “Azul”, porque ese era su verdadero nombre, se fijo en que uno de sus “cuidadores”, lo estaba regañando y, lo quería echar fuera, pero el chicuelo forcejeaba, y, luchaba por acercarse al estanque donde se encontraba; Azul, o Princesa, como la conocían ahora.

Cuando por fin lo consiguió al cabo de un buen rato; se quedo mirando la piel brillante de la foca, un rato largo; luego con miedo alargo la mano, y, acaricio el torso húmedo, y sedoso del animal; “Princesa”, le respondió no tengas miedo, no soy un león, aunque algunos nos llamen leones marinos, soy una foca nada más, y, no me alimento de humanos; el niño le ofreció un pedazo de pan;(bueno) ( pensó la foca).

Uno que no se empeña en darme sardinas, y, tomo el pan, luego hizo una pirueta en el aire, como agradecimiento.

Fue entonces cuando el pequeño.- le hablo ¿Estas,  tristes? No te gusta estar aquí, te comprendo, te tratan mal, a mí también. Me he colado para verte, por eso me querían echar fuera, por eso, y, porque soy gitano.

“ya se que no me entiendes, sólo eres un animal, pero es que con alguien tengo que hablar, los demás niños no pueden jugar conmigo, sus papas no les dejan, porque soy gitano, y, vivimos en una caravana, dicen que robamos, pero no es cierto, que no queremos trabajar, y, tampoco es verdad; es que no nos dan trabajo, que no vamos a la escuela, y, cuando nos mandan, los otros niños, los que llaman payos; faltan todos, o casi todo., la verdad parezco tonto hablando con un animal, que no entiende

Estas palabras penetraron muy adentro, en el corazón de Azul, o, Princesa ( porque las focas tienen corazón)

“Es intolerable, la soberbia de los humanos, como pueden decidir que  una no entiende,¿Se olvidan que las focas llevaban siglos en el mundo cuando aparecieron ellos? Se va enterar.
Como todos los animales, conocía el lenguaje de los humanos, y, sabía hablarlo, pero el Creador, después de cierto lío,  acaecido en el Paraíso con 2 humanos, y, una serpiente; les había pedido a todos, que salvo excepciones muy especiales no lo usasen; pero si había ocasión especial esta era una de ellas; así que dicho, y, hecho.

Princesa, le respondió en su propio idioma “¿Qué te crees que soy tonta?
El niño comenzó a mirar a izquierda, y, derecha asustado, pensaba que alguien lo había estado oyendo; Princesa lo saco de su error, no hay nadie no tengas miedo; soy yo la foca, bueno me llamo “Azul”, aunque aquí me llamen Princesa, pero mejor deberían llamarme esclava.

El niño le dijo ¿O sea que me entiendes?
Foca.- pues claro que te entiendo, los humanos os creéis más de lo que sois
Niño.- perdona no quise ofenderte, siento que estes aquí, de verdad
Foca.- ¡mentira! No lo sientes, entraste para verme
Niño.- pensé que te gustaba estar
Foca.- pues mira tú, por donde no me gusta (y entonces le contó su historia, como la habían cazado, como tenía que actuar por unos pescados, y, como incluso uno había querido matarla, aunque los demás se habían opuesto)

Niño.- ¿Te gustaría irte de aquí, si quieres yo puedo intentar sacarte?
Foca.-. Me gustaría, pero no a cambio de que tu hagas un delito, pero dime ¿Por qué os rechazan los otros humanos?
Niño.- porque son malos
Foca.- Ya todos los payos malos, y, todos los gitanos buenos, mira niño, no soy un cachorro, y, eso no me lo creo habrá como decía, mi abuela de todo

Niño.- los buenos no nos rechazan
Foca.- no has dicho que os rechazaban todos
Niño.- bueno no todos, aunque la verdad, como compañeros nos quieren muy pocos incluso los que nos defienden, dicen que tenemos costumbres muy raras

Foca.- ¿ Y, es cierto?
Niño.- no lo se, es cuestión de gustos, nos encanta recorrer el mundo en una caravana, cantar a la luz de la luna, y, encender hogueras, andar descalzos, cantar, y, bailar

Foca.- algo locuelos si estáis

Niño.- también nos gusta cuidar a los niños, y, a los mayores, defendernos unos a otros ayudarnos.

Foca.- eso esta bien

Foca.- ¿Y, dime alguna vez, habéis acudido a brindar ayuda a uno de los otros humanos?

Niño.- no, nos atrevemos a tanto

Foca.- ¿O,  sea que los primeros que os creéis inferiores, sois vosotros? Pues escucha todos somos criaturas de Dios, y. por lo tanto sois todos iguales, bueno el Señor dice que vosotros lo sois más, porque sois su foto, y, yo le digo “Señor, no te enfades, pero no eres fotogénico,(Dios se ríe), porque sabes, Amiguito, Dios no es un viejo serio, Dios es joven, y, esta siempre sonriendo; bueno a veces, se pone triste, siempre por causa vuestra los animales irracionales, no le damos ni un disgusto.

Niño.- Me llamo José, no te lo había dicho, pero no se como podemos brindar ayuda; a quien nos rechaza

Foca.- intentarlo, mira cerca de tu caravana, y, no me preguntes porque lo se, lo se, como se, si va haber un terremoto, pues bien cerca te repito en las mansiones residenciales, hay un pequeño, que lo tiene de todo y, no tiene nada le sobran los juguetes, pero esta muy enfermo su mayor ilusión, seria ver un espectáculo como éste; pero no puede, sus padres, han de ocuparse de su enfermedad, y, de sus negocios; y, el solo no se tiene en pie. ¿Por qué no te ofreces, para traerlo a verme?

Niño.- porque se, que su mamá me iba echar fuera a escobazos
Foca.- no se debe juzgar sin conocer; inténtalo

José hizo lo que le había dicho su nueva amiguita; al principio en la rica mansión pensaron que iba mendigar; pero después al oír su proposición, el mayordomo que le había abierto la puerta llamo a su señora.

Esta era una mujer joven, un poco mayor que la mamá de José, pero con unos ojos muy tristes, daban tanta pena.

Miro al pequeño, y, le pregunto, porque quería acompañar a su hijo; José le respondió que por nada, sólo porque eran vecinos, ya comprenderéis que no podía decirle, que se lo había recomendado una foca.

La mujer le dijo, nunca me habéis gustado los gitanos, tenéis costumbres, diferentes, y no, no me creo superior, todos somos iguales, pero bueno, eres un niño, y, no voy discutir contigo; sin embargo acepto, quiero que los últimos meses, o, días de mi hijo David, sean felices, esta muy enfermo, así pues te autorizo a que lo acompañes al circo.

José acompaño a David al circo, a ver a Princesa, esta, realizo las piruetas más maravillosas de su vida, se sentía feliz, de estar allí, y, se alegro de que la hubiesen capturado, porque así, podía alegrar aquel pequeño, además no le había ido tan mal, lo cierto, es que era ella, la que se había empecinado, pero hasta tenía un pretendiente, una foca macho llamada Pinochet; si la verdad de haber seguido en el mar, que bien hubiera  hecho, traer focas al mundo; pero aquí podía ayudar, podía alegrar a otras criaturas, aunque fuesen humanas, a que por un momento olvidasen sus problemas, ¡que egoísta he sido, Dios mío!(pensó).

En cuanto a los niños, se hicieron más que amigos, David le contó, cosas, y, costumbres de los payos, que a José también le parecían raras. Y, José le hablo de sus cosas, algunas le parecieron raras, otras, como el amor a la familia, la ayuda a los demás la música, y, la danza le parecieron maravillosos.

Así un día el pequeño enfermito en compañía de sus padres visito el campamento gitano, y, al poco tiempo, payos y gitanos se arrancaban por bulerias, los payos muy mal, por que a muy pocos Dios nos ha concedido el don de cantar, pero todos se hicieron amigos.

El padre de David, ofreció trabajo al padre de José, como jardinero, al poco tiempo no eran patrón, y, obrero sino dos,  buenos amigos.
En cuanto a los dos niños, cada día se querían más, y, siempre que podían iban ver a su amiga la foca, quien por cierto; se había casado, y, era mamá de 2 foquitas, “Trueno” y Centella.

David por cierto mejoro, sólo era tristeza lo que tenía, ahora acude al colegio con su amigo gitano, y, otros niños payos.

Todos al final aprendieron su lección los humanos, que ninguna raza es mejor que otra; que solo se podrá ser feliz si unos a otros nos respetamos; y, nos brindamos ayuda, y sabemos renunciar a lo que molesta a los otros, como encender hogueras en un portal.

La foca, que no hay nada malo, si se sabe ver con buenos ojos, y, que lo mejor que le puede pasar a cualquiera, sea hombre o animal; es poder ayudar a los otros.
Bueno acabo aquí, porque quiero ir al circo a ver la actuación de “Princesa”

Fin





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