viernes, 30 de agosto de 2013

El alarido


Hacia tiempo,  que no conseguía levantar cabeza; fue por ello, que  acepte la idea, de irme con Marga,  a, pasar unos días, en una vieja casona; heredada de su único pariente se trataba de un viejo pazo, en él cual se había cometido, “el sacrilegio de poner todos los adelantos modernos”; pero sin alterar ni un ápice su vieja estructura

El sitio, me daba algo,  de miedo; y, eso que no soy asustadiza

La primera noche, sobre la madrugada,  las 2, ó, las 3, me despertó, una voz débil, que gritaba, o, susurraba.

“Ayuda, ayúdame me muero, ayúdame”

Salte de la cama;  conseguí, dar con la llave de la luz; que estaba alejada; bastante alejada;  de la cama; y, abriendo la puerta, me lance escaleras abajo;  a la habitación, de Marga; entre, no le dije nada, dormía placidamente;  seguramente,  había hablado en sueños; y, no dí mayor importancia.

A la mañana siguiente,  mientras desayunábamos; se lo comenté; y, me dijo, que jamás, hablaba, en sueños; que seguramente, era yo, la que había soñado; como no era cuestión, de discutir, por semejante tontería; desvíe la conversación, hacia otros temas.


A  la noche, volví a oír el grito, que,  más bien era un alarido.

“No, dejes, que me mate, ayuda”

Hice lo mismo que vez anterior, y, llegue, al dormitorio de Marga, leía en la cama;  se extraño, al verme, hablamos, y, por un momento, me vino, la idea, de que se trataba de un crimen del pasado, cuyo fantasma, seguramente enterrado, en los sótanos de aquella mansión, pedía justicia ó, venganza; y, así se lo dije,  haciéndole saber que no pensaba, seguir allí; pero seguimos, y, llego una vez más la noche


Y, de nuevo volvió, la voz misteriosa con su alarido, y, yo, llenándome, de un valor que estaba, muy lejos de sentir le pregunte

¿Quién eres, en que te puedo ayudar?

Me respondió

“Sería un niño, es, Marga, mi mamá, quien me quiere matar, tú lo puedes, impedir por favor hazlo”

Y, luego el silencio

Era absurdo.

 ¿Me estaría, volviendo loca, Marga, no tenía, hijos, y, jamás haría daño a nadie, era una persona buenísima, tanto que, renuncio, al hombre del que llevaba, años enamorada, cuando descubrió, que él muy canalla, tenía, familia en Canadá, no quiso que se divorciara.

 “No voy romper, un hogar, y, dejar tres niños sin padre”. Decía; así que pensar, algo malo de ella,  era imposible, sin duda eran mis nervios

En el desayuno, no le conté nada,  fue ella quien, me  dijo que  el jueves,   tenía consulta con su  ginecólogo.

 “Para que, me arregle, la faena, que me hizo Luis” dijo textualmente, (Luis, era el novio canadienses); mi boca se quedo seca  y, pregunte fingiendo serenidad

¿Estas embarazada?

Sí, me respondió, de poco tiempo, y, por poco tiempo.

No dije, nada,  durante unos instantes, por un momento pensé, en decirle que, era un crimen lo que pensaba hacer,  sin embargo, hice lo contrario; me comprometí a acompañarla, me lo agradeció, y, yo pretextando, que tenía sueño, subí, a mi dormitorio y, baje por una escalera,  que daba al garaje, allí, saque, las llaves del  coche, y, las escondí, en un lugar inaccesible; desconecte el teléfono, para que no se pudiese, llamar, un taxi, y, por mi móvil con el fin de poner, su saldo en cero, hice un pedido, de ropa de bebe, que debían de entregar, el jueves por la mañana, es decir el día en que supuestamente; debíamos, ir a la consulta, me encargue, también de bloquear su teléfono  móvil

Llego, el día  Marga, estaba como una furia, no sabía, donde había puesto las llaves, y, era cosa suya, pues era, la que conducía, yo le ayude, a buscar, en todo el garaje, y, como era de esperar,  no las encontramos, pues las había escondido, en la vieja Biblia, justo donde dice

 “Yo, doy la vida, yo doy la muerte”

Marga, estaba decidida, a pedir un taxi, pero entonces descubrió, que el teléfono tampoco funcionaba, fue, por su móvil, y, se encontró, que estaba bloqueado; entonces me dijo, si podía hacer, una llamada por el mío, le dije que sí, pero cuando marco el número;  la operadora, desde el otro lado, le recordó, que iba cortar, pues el saldo estaba en cero euros.

Se echo. en el sofá llorando

“Maldito crió, pero no voy a cargar contigo, me oyes, no me vas amargar la vida”

Entonces sí, me aproveche, de que inconscientemente, le había llamado, “crió” y, fui por las ropitas de bebe, que llegaran, aquella mañana, las fui, colocando frente a su vientre todavía plano, le prometí ayudarle, a criarlo, al principio, se mostró dura, pero poco a poco, se fue ablandando.

A la semana, todo funcionaba perfectamente, salvo mi móvil que seguía, sin saldo, lo malo fue, que tuvimos que, volver a casa, y, al trabajo.

Han pasado 18 años; David el niño de Marga es mi ahijado

Pasamos, un fin de semana, en la vieja casona de su madre, y, de nuevo me despierto a media noche, de nuevo el grito, pero esta vez, no me muevo de la cama, es David, que acaba de llegar, de una fiesta con sus amigos, y, entra cantando, y, riendo, y, despierta a su madre, y, vuelve a decirle, que le compre, el coche, y, Marga le dice, que la deje dormir, y, él ríe, y, canta, y, luego se calla, y, vuelve a reír, y, dice, riendo.

 “Te quiero mamá, te debo la vida”.

 Yo,  en mi cama, arrebujada,  en mis mantas, pues estamos en enero, me digo.

 “la vida, me la debes a mí”;  pero me respondo, no, aquello fue un sueño, la vida, se la debe sólo a Dios, y,  a su madre.

 Sí,  fue eso, un sueño, Marga, nunca quiso, acabar, con la vida de su hijo, porque, Marga,  siempre fue buena.

Y, sigo, durmiendo

Fin

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