jueves, 8 de agosto de 2013

Palomas

Palomas 

El notario leyó el testamento de mis padres; a mí la menor de sus 3 hijos; me dejaba, la vieja mansión del pueblo, casa que; no pensaba conservar, por eso me inquieto, y, tranquilizo a un tiempo, el aviso del notario,de un consejo "de que la propiedad no debería ser vendida". Digo que me tranquilizo, porque lo único que podría pasar, era que mis padres volviesen, y, yo, no creo en fantasmas.

Al día siguiente, fui a tomar posesión de mi herencia, recorrí la vieja casona, el dormitorio donde habían nacido 4 generaciones, el amplio salón con su piano, en el que la bisabuela, abuela y, mamá, tocaban sus melodías, y, nos contaban los cuentos; la vieja cocina, nuestros dormitorios; metí todos los recuerdos en una caja, incluidas las fotos de familia; y, llamé al periódico, para poner, un anuncio de venta

El comprador, sólo tardo, 3 días en aparecer

Fue un matrimonio joven, les entusiasmo la casa, hasta que dos palomas; asustaron a la joven esposa, fue ella, quien se dio cuenta de un cristal roto, no quisieron saber nada de la compra

No, le dí más importancia, y, mandé colocar otro cristal, pero cada nuevo comprador, era, atacado por dos palomas violentas, cuando esas aves no lo son, y, el caso, era que tras el ataque, no se veían más, hasta que venía, otro posible comprador, vencí mi raciocinio, y, pedí al sacerdote del pueblo, un exorcismo sobre la casa; pero éste era un curita joven, y, moderno, y, se rió de mi petición.

Por si fuera poco aquel día, una paloma hirió, a Dios gracias, levemente, aun posible comprador, y, me lastimo a mi, aquello, ya era más serio, así que volví; junto al sacerdote, y, le dije

“Tiene que venir, no es normal”

Iré, pero claro; que es normal, todo tiene una explicación, y, no hay que recurrir a lo sobrenatural; simplemente, por ahorrarnos pensar.

Vino a mi casa,, sin agua bendita, pero si, con una especie de caja, y, con una jaula, en la que traía un halcón domestico, luego, al comprobar que el halcón no detectaba las palomas, aunque no tardaron en aparecer, y, que estas, no temían, a su más fiero enemigo, descubrió, que las aves eran unos artilugios metálicos, controlados por control remoto, para conseguir que yo me asustase, y, vendiese mi propiedad; o, mejor la cediese, a mis dos hermanos

Siguiendo el consejo, del sacerdote, exigí, ver el testamento, en mano, y, comprobé que no había tal cláusula, que me aconsejase no vender; y, que todo, había sido, una estratagema, urdida por mis dos hermanos; y, un profesional, deshonra de una profesión, donde la verdad, es lo primero

Aunque pensándolo bien, no voy a venderla, al Padre Luis, le vendrá bien como escuela infantil; y, yo, podré recordar mi infancia, mientras enseño a los pequeños,

Porque me olvidaba, soy maestra

Fin





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