lunes, 21 de enero de 2013

El Agape


Sarai, era una joven esclava hebrea, como sus  amos, de los que se rumoreaba, eran seguidores, de aquella “nueva secta”, que, se reunía para dar culto, al hombre que había sido crucificado, hacia ya unos cuantos años en la Pascua.

Recibía,  un buen trato, por parte de sus amos; pero era una esclava. Dormía en la cocina, y, sobre todo, llevaba, al cuello, una cadena, con el nombre de su amo,"Elías Bar  Simon”.

Sarai, había oído decir, que en la nueva secta, en la que estaban sus amos, todos los hombres, eran iguales, es más, que eran hermanos, que así, lo había enseñado, el crucificado, un carpintero, que se había hecho pasar por mesias, y, “Dios lo haya perdonado, por Hijo natural de Dios”, como si Dios, fuese un hombre, para tener hijos, y, como si de tener hijos, iba permitir,  que, lo crucificarán, claro, que sus seguidores, según había oído, Sarai, decían, que Dios lo había resucitado


El caso, era, que, sus amos, Elías y, su esposa, Rebeca, serían muy seguidores, de la doctrina de aquel Hombre, pero, ahí, la tenían a ella, como un objeto de su propiedad.

En estos, y, otros pensamientos estaba, cuando, la llamó, su ama, fue corriendo, a ver, que deseaba.

Sarai, dijo ésta, te he mandado, llamar, porque, quiero, invitarte, a una de nuestras celebraciones, con el fin de que, conozcas "el Camino", y, tú, también te puedas salvar, pues Jesús, vino para todos.

Señora, respondió, sin mirar a su ama, a la cara, yo, iré a donde me mandéis, pero, siempre he procurado, ser una buena israelita, y, bueno, no, me parece, que deba, dejar, la Fe de mis padres, para seguir, la nueva doctrina, pero haré, lo que mandéis, por qué, que otra cosa puedo hacer

No, temas, pequeña, respondió, Rebeca, no tienes que abandonar, la Fe de tus padres, Jesús, no vino, abolir la Ley, vino, a darle plenitud, y. vida; vino, a, hacernos hijos de Dios, además, la última decisión será tuya; y, no, te hablo, como señora, si no como amiga, vienes, sólo si quieres
Sarai, se despidió de su ama, y, regreso, a sus ocupaciones.

llego, el Sabat,  a la noche, y, la joven esclava en compañía de sus amos, y, de los hijos de éstos, fue a la celebración, del Ágape, comida fraternal, en la que se realizaba, la Fracción del pan, ó, Eucaristía, hubo algo, que, le llamó, la atención, a Sarai, y. era la cantidad de personas, que jamás pensó, formarían parte, de aquel extraño grupo, vio que sus amos, saludaban, con un respeto, que le pareció, excesivo, a un hombre, que por sus manos, se veía era pescador, y, según oyó, uno de los seguidores del crucificado, pronto empezaron a acomodarse los participantes, sus amos, ocuparon, lo que podría llamarse un puesto central, como le habían dicho, que no iba; como esclava, Sarai, iba sentarse a su lado, pero, el pescador, de quien se entero, se llamaba Pedro, ó, Simón, la tomo, paternalmente por un brazo, y, la invitó, a ocupar un lugar más modesto; dado, que no se había olvidado, de que era esclava, obedeció, pero se dijo, para su fuero interno, “ con que todos hermanos, si, ya sé ve, los esclavos en un lado, y, los amos, en otro,  pero, tuvo, que desmentirse, cuando, vio, que una, “compañera suya”, esclava como ella, se sentaba al lado, de Rebeca su señora, mientras, su ama, se sentaba, al lado, de Sarai, fue precisamente, la ama, de la otra joven, quien le explico a la joven , porque, había amos, que eran tratados, como “ esclavos” y, a la inversa, es que,  "yo, al igual que tú, y, todos los que nos sentamos en este sitio, aún no hemos vuelto a nacer, por el agua”, los que están, en el otro lado, son los que como tus amos, en la tierra, y, mi sierva, Ruth en la tierra también, ya han renacido, por el agua, son hijos de Dios, han sido liberados del pecado, y, por lo tanto, son libres, yo, espero, que hoy, Pedro me bautice, y, pueda así, dar testimonio, de la Resurrección del Señor

A continuación, hubo, una especie de cena, parecida, a la que, sé celebraba, para festejar la Pascua, Pedro, leyó, unas lecturas de los profetas y, del libro de la Toral; y, contó, sucesos de la vida de Jesús, incluida su negación, del Maestro (Jesús), rompiendo a llorar, como un niño chico, al llegar a éste punto, de su relato, después se pidió al Padre Dios, por todos los hombres, empezando, por aquellos, que los perseguían
Y, acabado, esto, Pedro, puesto de nuevo en pie, pregunto
¿Creéis que Jesús, es el Mesías, el Hijo del Dios vivo, anunciado, por los profetas, él que tenía que venir al mundo, el que murió, y, más aún resucito, por nosotros, y, por todos los hombres, él que ascendió, al Padre y, se sentó, a su derecha, desde, donde, ha de venir, a juzgar a todos los hombres, que fueron y serán?

Y, todos respondieron, uno a uno, Creo,

Dijo Pedro, Los que aún no habéis sido lavados, con el agua purificadora, del bautismo. ¿Queréis bautizaros, si creéis en el Señor Jesús, podéis hacerlo, ya que, sólo hace falta, creer en Él, y, arrepentirse de los pecados?

Muchos se bautizaron,  Ruth, pero Sarai, no lo hizo, porque, aunque le había gustado, lo que escucho, no era suficiente, para dar un paso, tan grande, se quedo sentada, viendo, como eran bautizados.

Concluido, el rito del bautismo, volvió, hablar Pedro.

Hermanos, ruego, a los que no, se hayan bautizado, que abandonen nuestra reunión, “lo santo, para los santos”

 Lo que va suceder ahora aquí, no puede ser desvelado, a quienes aún, no han dejado las viejas ataduras del pecado, para seguir al Señor Jesús

Sarai, no entendía, y, tuvo, que ser, su ama, la que, viniese junto a ella, para decirle, que debía abandonar, y, esperar fuera.

Sarai, se preguntaba.  ¿Qué estaría pasando, por qué los habrían echado fuera, estarían conspirado contra el Templo, organizarían revueltas contra Roma?, bien cierto es, que, sólo había oído hablar de paz, pero, si, no estaban haciendo nada peligroso, por qué los echaron, desde luego, le preguntaría a su ama, sí, tenía interés, en que, adoptase la nueva doctrina, y, no hacían nada malo, se lo diría, y, en caso, contrario, pues, salvo, que la obligase, iba a seguir siendo, la joven hebrea de siempre, y, esperar el Mesías.

Al llegar, sus amos a casa, Sarai, acudió, junto a su ama, para preguntarle, por el acto misterioso, al que, no se le había dejado, asistir

“ay mi fiel y, buena Sarai, Dios quiera, que pronto, se haga, en tu alma, la luz, y, puedas, ya regenerada por el bautismo, asistir a la parte, más importante de nuestra reunión, aquella, en donde, una vez más, experimentamos, el Amor, y, la Entrega de Dios a nosotros.

¿Pues qué sucede ama?, pregunto


No, puedo, decírtelo, pues es un Misterio, tan alto, y, tan grande, que, ahora, no iluminaría, tu alma, te cegaría, pues no estas, en condiciones de comprenderlo

¿Vos, lo comprendéis, ama?

No, hija, no, lo comprendo, simplemente, lo creo, lo amo, y, lo adoro
Ama, Sólo se adora a Yahvé

Así, es hija, pero es que, bueno, ó, de lo dicho por Pedro, que es para nosotros, ahora él que esta, mandando, en su Nombre, pues lo haré encantada.

Sarai, por no ser descortés con su señora, y., por librarse por un momento del trabajo, hizo, algunas preguntas, que su ama, aunque adivino, la razón, le respondió, con, la misma atención, y, detenimiento, que, si, hubiesen sido hechas con interés.


Fueron, pasando los días, en aquellos tres meses; Sarai, vio, en la casa de sus señores, hechos que, le demostraban que no eran unas personas, como, las demás, vio a su amo, Elías, perdonando, a un viejo enemigo, y. es más, refugiándolo en su casa, vio a su ama, cuidando, día, y, noche, a una vieja esclava, quien fue bautizada por su ama, antes de morir, y, todo, esto, junto, a lo que había, oído sobre Jesús, llevaron a la joven, a decidir pedir el bautismo


Llegó, el día de su bautismo, y. por fin la joven pudo, saber que era el Misterio, que tan celosamente, guardaban aquellos, que se denominaban “santos” los seguidores de Jesús.

La Eucaristía, la donación del Hijo de Dios, como Comida, y. Bebida, con razón, le había dicho, su ama, que, era un Misterio tan grande que la cegaría, si, se lo mostraba, antes de tiempo, realmente, sólo, la Fe, podía, hacer que uno, no se volviese loco, ante tanto derroche de Amor, por parte de Dios, el corazón de la joven, no cabía en su pecho.

Las lagrimas, lagrimas de felicidad, bañaban sus ojos, era una emoción tras otra

Al acabar, su ama, se acerco a ella, y, le dijo
Sarai, ahora, somos hermanas, pues tenemos el mismo Padre, por ello, quiero preguntarte, si deseas abandonar mi casa, en ese caso, te daría, un escrito, que te, declararía liberta, en caso, de que, decidas seguir como hasta ahora, sabiendo siempre, que, todos, somos siervos de Dios, y Dios nos hizo sus hijos; pues en ese caso, ante los hombres, yo, seguiría siendo tu señora, y, tu mi sierva, pero ante Dios, somos ya para siempre hermanas.

La muchacha, dijo que aceptaba, seguir como hasta entonces, le pareció, que lo contrario, era ser desagradecida, y. además a donde iba ir, en el fondo, eran “su familia”, pero cuando estaba respondiendo a la pregunta de Rebeca, fue interrumpida por José, el hijo mayor, de sus amos, quien, se acerco, a sus padres, para decirles
Amo, a Sarai, y, deseo, hacerla mi esposa

Entonces, la mirada de Rebeca, cambió completamente, miro seriamente a su hijo, y, le respondió

Eres nuestro primogénito, nuestro heredero, no puedes, casarte con una esclava; ni con una liberta, tu matrimonio lleva tiempo, concertado, y, debes obediencia a tus padres

Yo, respondió el joven, he respetado, y, obedecido, siempre a mis padres, pero ahora, llego el momento, de que obedezca, a Dios, quien me manda, desposar a Sarai, pues ha sido él, quien ha hecho nacer, el amor en nosotros, así, pues, me gustaría, desposarla, contando, con vuestra bendición, pero, si, la negáis, lo haremos de todas formas

No, puedes, respondió Rebeca, Sarai, es esclava, y, no puede casarse sin el permiso, de sus amos.

Sarai, lloraba, ella, había tratado de ocultar el amor, por su joven amito, y, ahora, se veía rechazada, y, lo peor de todo, es que le empezaba a parecer, que todo, lo que había vivido, no era más que una farsa, sabía que su ama, tenía razón sin el permiso, de sus amos, nunca podría casarse, y, éstos nunca lo darían

Decidió pues, contárselo a Ruth, esta, se compadeció de la joven, y, prometió ayudarle, a realizar su amor;  así pues, al día siguiente, se levanto, muy temprano, y, fue visitar, a, su amiga, Rebeca,  para decirle, que deseaba, comprarle, a, Sarai.

Rebeca, la miro extrañada, y, dijo, que no estaba en venta, como si de un objeto cualquiera, se tratase, Rut, le replico, que no hablase, hasta ver lo que le ofrecía; a lo que me muy indignada, respondió; Rebeca,
Las personas no se, venden; los esclavos si, y, tu, recordaste a tu hijo, que Sarai es tu esclava, así, pues, has de aceptar mi oferta de compra, no voy a descontar los años que faltan para el jubileo, piensa que somos vecinas

Rebeca,  consulto con su esposo, y, llegaron a la conclusión, de que era una buena,  ocasión,  para sacar. A la joven de casa, y, de la mente de su hijo, y, bueno, en tal caso, la recompraré, así, que, aceptaron, y, se acordó, firmar el acuerdo, de compra al día siguiente

Y, llego por fin el día, Ruth ,compro a Sarai, una vez, que paso a ser su esclava, rompió, la cadena que llevaba al cuello, la beso, en la frente, y, le dijo, hija mía, quiero que sepas, que eres libre, pero puedes permanecer en mi casa, hasta que te desposes con José

Rebeca, y, Elías, salieron, completamente enojados, pero Ruth, los interrumpió, para decirles, “yo he comprado a Sarai, como esclava mía, puedo liberarla, y, como mujer libre, puede casarse, con José, y, José  ya no es un niño; que tenga que obedeceros, como un corderillo”

Un niño, no; y, si, puede casarse, pero, será desheredado.

José y Sarai, se casaron, y, cómo, era de esperar, ni Elías ni Rebeca fueron a su boda, y, no sólo eso, dieron orden a los otros esclavos, que no permitiesen a su hijo, y, a su esposa, la entrada en la casa paterna

llego, de nuevo, la celebración del ágape, Sarai, y, José, asistían por primera vez, como esposos, y, cuando llego el momento santo, Pedro, puesto en pie, dijo, las palabras de siempre que, invitaban a marcharse a los no bautizados, Elías, y. Rebeca, permanecían sentados, pero, Pedro, dirigiéndose a ellos, les dijo

“hermanos, hasta que no pidáis perdón, por vuestra falta de caridad, pues habéis quebrantado, la ley, más santa, de los seguidores del Señor Jesús, debéis, abandonar, nuestra reunión",

Fue un momento tenso, Sarai, rezaba, pidiendo a Dios, que no se desencadenara un drama, temía el estallido, del genio de Rebeca, pero en vez de esto, su antigua ama, calló de rodillas, ante Pedro, y, le dijo, Pedro, he pecado, contra el Amor, que nos ha mandado, tener el Señor, me he atrevido, a creerme ama, de una criatura humana, me he opuesto, al santo matrimonio de mi hijo, rogad a Dios, que me perdone",

Y, Pedro, temblando, recordando su propio pecado, y. cuando Jesús le había dicho, no digo, yo, perdonar 7 veces, sino 70 veces siete, dijo, a Rebeca, poniendo su mano, sobre su cabeza, "en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, te perdono, pero, te impongo ante el Señor, para que este perdón, sea valido, que pidas, perdón a quienes ofendiste".

Rebeca, se levanto llorando, y. cayo de rodillas ante Sarai, y, su esposo, pero éstos, la levantaron no sólo, porque una madre, no puede arrodillarse ante su hijo, sino, porque, el Cristiano, sólo se arrodilla ante Dios, los jóvenes abrazaron. Llorando a Rebeca.

Y. así, regresaron; ya todos juntos a casa
Un año más tarde, Sarai, decía a su suegra.
Me gustaría, que el hijo, que Dios me acaba de dar, fuese ya desde ahora, seguidor de Jesús, que fuese bautizado; pero habrá que esperar a que lo decida él

No, hija, no es preciso, del mismo modo que ha sido circuncidado; (no hay que olvidar que eran cristianos hebreos, y, durante un tiempo largo, los judeo cristianos, practicaron la circuncisión) del mismo, modo, puede ser bautizado, tú, fe, y, la de mi hijo, es suficiente, y, además tiene la fe, de su abuela.

Así, pues, cuando acabo la purificación de Sarai, su primer hijo, fue bautizado, con el nombre de Elías, el ex amo de su madre, y, el abuelo, que como todos los abuelos, lo empezaba a malcriar.

No hay comentarios: