jueves, 3 de enero de 2013

El diario


Había llegado,  al pueblo,a la casa, de sus abuelos, situada, , en la hondonada, de un valle.

 Luscinda, era  orgullosa, soberbia, segura de si misma, no en vano, era la heredera, del principal hacendado; de aquellas tierras, aunque la verdad, es  que,  debajo, de aquellos ojos altivos, se encontraba, un gran corazón, eso, sí, difícil de encontrar

Al revés, que su hermano Miguel, 3 años mayor, que era todo bondad, sencillez, y,humildad, la jovencita, lo tenía bien claro, los empleados, de la casa, los criados les llamaba, por más que, sus padres,  abuelos, la reprendiesen eran eso, criados, personas a su servicio, cobraban por ello, eso hacía, que no le costase, ningún trabajo molestar, a Carmina la mujer, que atendía la casa, por el simple capricho, de  pedir un vaso de agua, a las 2 de la madrugada.

A las quejas, de sus abuelos, o,  de sus padres, las reconvenciones, de su hermano, solía responder.

 ¿Para qué están entonces?

Cierto día, sucedió, algo, Carmina, se encontraba muy cansada, en  la casa, había tenido lugar una fiesta, y, eso había aumentado, el trabajo, puesto que, muchos invitados, pernoctaron en la misma;  y, aunque tenían,  otras dos empleadas, casi todo el peso recayó, sobre la pobre mujer, que ya era,  mayor, eso hizo que al atardecer, estuviese tan cansada que, se dejase caer en un banco, de la cocina, y, se quedase dormida,  justo, en aquel momento a Luscinda, se le antojo un vaso de agua, y, en vez de tomarlo directamente, despertó a la sirvienta, con malos modos

Carmina, se levanto sobresaltada, y, a punto estuvo, de abofetear a la insolente, se detuvo a tiempo, pero lo que, no se detuvieron fueron sus palabras

¿Qué te sucede niña, es qué no puedes, tener un poco de compasión, de tu prójimo, por qué no tomas tú, el  agua, yo también soy de carne, piensa que tú podrías haber sido de mi condición social?

Luscinda, no se calló:

 “Estas loca, no le digo a papá, que te eche, porque en el fondo, me das pena, y, sé que no tendrías, a donde ir, pero debería hacerlo, por tu insolencia, en primer lugar tienes que llamarme;  “señorita”, y, eso de que, yo podría haber sido, de tu clase social, eso debe ser que, has bebido.....

Y, se fue corriendo, pero no era mujer, que, olvidase las cosas, y, trato de averiguar a que, se habría referido, la buena de Carmina, con sus palabras, se dijo.  

Que, lo mejor era preguntarle, a su abuela, pero esta le dijo, que seguramente la empleada, había hablado ,así porque ella, la había provocado, que por supuesto, Dios a veces permitía, reveses de fortuna, que hacía que los ricos, como decía la ,Biblia empobreciesen, y, pasasen hambre, por eso había que, ser humilde, caritativa, y, comprensiva, con quienes, no habían tenido, tanta suerte, al nacer.

Mas,  la joven, sabía,o,  presentía que, Carmina no había querido, decir nada de aquello, pero qué

Pasaron los días, y, poco a poco, se fue olvidando, hasta que una mañana, a la hora de la solana, decidió subir, al desván, pues el calor era muy sofocante, y, allí corría una suave brisa, una vez allí: le llamó la atención, una vieja cómoda, y, no pudo evitar. la tentación de abrirla. y curiosear, sus ojos, se fueron derechos hacia lo que, parecía un cuaderno, estaba atado con cintas rosas, y, ponía

“diario de Carmina”; en un principio, estuvo a punto de dejarlo, pero luego, se convenció a si misma ,de que no había nada de malo, en que lo leyese, al fin, y, al cabo debía de ser de su familia, pero la primera hoja, ya le demostró que no, era una letra vacilante, con muchas faltas de ortografía, borrones de grasa, como si la persona que lo escribió, estuviese cocinando, o, comiendo al mismo tiempo, además estaba el comienzo

“hoy.  4 de abril, de 1958, acabo de llega, a la casa de los señores Rovellon....”


Sí,  era el diario de Carmina, pero qué hacia allí, con las cosas de la familia, y, se decidió,  averiguarlo...


Y,  así,  poco,  a poco leyendo, cada día, fue conociendo, la llegada de la jovencita Carmina, llena de ilusiones, a trabajar al caserón, de sus comienzos, en el trabajo, del cariño, que le daba, la bisabuela de, Luscinda, entonces la señora de la casa.....

Y, tantas otras cosas, y, supo también, como, su corazón, se prendo, de otro corazón, del corazón,  del joven Miguel, 5 años mayor que ella, hijo de los dueños, y, recién doctorado en derecho, éste se encontraba en noviazgo, con una joven, de las mejores familias, la señorita, Matilde de  La  Serena, es decir,  con la abuela, de Luscinda

Continuo, leyendo, casi sin poder, dejar el diario, allí se entero que, Carmina había quedado embarazada, de su abuelo, y, una pregunta que, no deseaba hacerse, se asomo, a sus labios

¿Entonces, el hijo que tuvo, dónde esta?

Bueno, a lo mejor, fue inteligente, y, no lo tuvo, si es lo, que le aconsejaría, y, bien aconsejado el abuelo, y, en efecto, eso era lo, que el abuelo, le aconsejo, y, lo que la propia Carmina, llegó a aceptar, aunque le dolía, y, quería ya aquel hijo no nacido, pero qué suerte, le iba esperar, al hijo, de una sirvienta, además Miguel lo había dejado, bien claro, él la quería, pero no podía casarse con ella, sus padres lo desheredarían, así que lo mejor, era abortar el niño

Carmina, tenía pesadillas por las noches, trataba de convencerse, de que no, era tan malo, lo que iba hacer, pero sabía, que sí lo era, y, un día tomo, una resolución, iba tener a su hijo, pero sin dañar a Miguel, así que, hizo su petate, y, cuando lo estaba terminando, entro Matilde, en el cuarto de Carmina, qué haces le pregunto, y, la joven llorando le contó lo sucedido

No, tú, te quedas aquí, y, tienes a tu niño, además él, o, ella tiene, derecho a llevar el apellido de su padre, por eso, que te parece, si nos lo cedes, en adopción, cuando nazca, o,  mejor podemos, decir que, lo he tenido yo, ( para entonces ya Matilde se había casado con el abuelo de Luscinda)


En principio, a Carmina, no le pareció bien la idea, pero luego, se dijo, que peor sería matar a su hijo, u obligarlo, a vivir una mala vida, cuando podía hacer, que fuese todo un caballero, o,  toda una dama, y, ella sería feliz, al verlo, crecer, aunque no le llamase nunca mamá, porque eso sí, sólo aceptaría, si la dejaban, seguir sirviendo, en la casa, aunque a, regañadientes, Miguel, acepto, y, meses más tarde, nacía, Miguel el padre de Luscinda, al llegar, aquí ya, no pudo seguir leyendo, ahora entendía las palabras de Carmina, de su verdadera abuela, si, ella podía haber sido, de su misma clase social, es más ella, lo era, puesto que, su padre, era hijo de Carmina, y, si no fuera por los arreglos de su abuela, habría sido, un hombre humilde, un trabajador, tal vez un, peón del campo, y, ella sería la hija de un peón; o peor aún, no estaría vivo, no habría llegado a nacer, y, por lo tanto, ella tampoco, es decir, no, sería una señorita de clase alta, no sería nada, porque no, habría existido nunca


Bajo corriendo, y, fue a contárselo, a su abuela, bueno a la que, ya sabia, no era su abuela, aunque socialmente, y, legalmente lo fuese, “era lo único, que podía hacer, de lo contrario, tú hoy no estarías aquí”

Claro que no, sería una sirvienta

No, hija, no serías nada, tu padre, no hubiera llegado a nacer, Carmina no, hubiese, podido, resistir tanto, acoso tanto empeño, por parte de tu abuelo, a quien Dios perdone

Entonces... abuela, tú al salvar a mi padre, me salvaste a mi

No, hija fue Carmina, ella acepto el mayor heroísmo,  de una madre el ocultar se,  ante su hijo, y, pasar por sirvienta, porque este fuese, una persona feliz.

Pero dime abuela, qué hacia el diario, de Carmina en el desván

Ah muy sencillo, me lo dio para que, lo rompiese, pero algo me dijo que, debía guardarlo, y, me alegro de haberlo hecho, y, ahora ve a dar un beso a tu verdadera abuela.

No, a mi otra abuela, porque, tú también lo eres, siempre lo serás

Y, entro en la cocina.

 ¿Qué quieres pregunto Carmina?

Sólo, decirte abuelita, que eres muy guapa, y, si te parece.¿Este vestido, para el baile?

¿Abuelita?, Yo no soy, tu abuela, y, el vestido un poco más largo, no estaría mal....

Si, abuelita, lo eres, bueno, lo digo, porque eres mayor, y,  porque....
Y,  le planto un besazo, en la mejilla

En aquel momento, Carmina bendijo, el día en que, decidió sacrificar su corazón, de madre, y, dio, gracias a Dios, por ello
Fin

No hay comentarios: