viernes, 7 de junio de 2013

El Rosal de La Virgen María, La verdadera Rosa de Pasión

 El rosal de La Virgen María. (La verdadera rosa de pasión ).

 Todos los días se preguntaba, ¿quién sería la extranjera, que  pasaba cerca de su casa con aquel niño moreno?
Un día se decidió le ofreció uno de los dulces que hacía para vender frente a los templos de los dioses; al principio el pequeñín no quería, se le veía un niño tímido, pero la madre le mando que aceptase, y, le dijo, con una sonrisa, “Jesús, dile gracias”
Ese fue el momento en que ella, supo como se llamaba, la edad se la dijo él mismo, indicando con el dedito de su mano derecha, “teno un añito”
      
Natalesca, no pudo resistirse, agachándose beso al Niño, en la frente y le dijo; “eres muy hermoso mi vida, que los dioses te bendigan, y, te guarden”
De pronto la Madre, se puso seria, aunque no demasiado, más bien, como el anciano que observa las trastadas de su nieto, o, de su último retoño, y, eso que no era ninguna vieja, era una chiquilla, una mujer muy joven; luego mirando “ medio enojada” dijo, “ lo bendice y defiende el Único Dios, el Creador de tus dioses”
 Fue entonces;  cuando el Niño, señalo el rosal y, antes de que cortasen una rosa para él; se escapo, y, se pincho en un dedito con una espina, las dos mujeres lo consolaron; y; besaron su pequeña heridita.

Su Madre, parecía transida de dolor, y, el pequeño, señalaba a las espinas, del rosal, y tocándose la cabecita, haciendo gestos de dolor, dijo;  “que las espinas en su cabecita  le harían mucho daño, pupa, pupa, repetía en su voz infantil.

Natalesca respondió, si mi vida, en la cabecita, te haría mucho daño; pero nadie te las va poner en tu cabeza, no hay gente tan mala, mi vida

La Madre callaba, y, oraba, “no hay gente tan mala, no, su Niño era Rey, no, las espinas eran idea de un Niño de un año.

¿Quién iba ser tan cruel, que fuese capaz de herir así a otro ser humano?
Las mujeres se despidieron. Natalesca beso al Niño

Desde aquel día; no se vieron más, y, poco a poco, en la mente que no en el corazón de Natalesca fueron relegándose al olvido.

Paso el tiempo, mucho tiempo.

Natalesca la egipcia, porque me había olvidado decir;  que esto transcurría en el valle de Gossen en Egipto;  pues bien la egipcia, se caso con un romano, con un soldado, y, por causa del trabajo de este, hubo de trasladarse a Jerusalén, y, allí,  llevo también para trasplantarlo el viejo rosal
A veces Natalesca evocaba, a la joven judía, y, su pequeñajo, pero poco a poco, esos recuerdos fueron quedándose dormidos, bueno, no todos el llanto del Niño, y, el miedo al dolor de las espinas del rosal en su cabeza;  le atormentaba sin saber el porque
De su matrimonio nacieron;  tres hijos el mayor Longinos, todos soldados; como su padre, Andreacus, un día Longino, y, su hermano Primitus Tercius Andreaucus,  llegaron corriendo a casa fueron; a  la huerta llevaban puestos unos guanteletes, empezaron a sacar espinas del rosal; y, trenzar una especie de casco

Natalesca se acerco, y, les pregunto

¿Qué haceis?
Nada madre, respondió, el mayor, “una corona para un rey, no te preocupes”

Natalesca,  hacía años que era judía en secreto, sintió un estremecimiento, intuyo lo que iban hacer; pero no podía hacer nada, aunque ahora lo comprendía todo.
  En su casa del barrio de Gossem; había entrado hacia más de 30 años; el Mesías de Israel.
Pero

¿Entonces?

Horas más tarde; llegaba al Calvario; al monte de las ejecuciones, Jesús el Niño; que conociera en Egipto; agonizaba en una cruz, en su frente un casco, o, corona de espinas, de pronto Longinos con su lanza; le atravesó el costado; para cerciorarse de su muerte
 La Sangre, y, el Agua cayeron en sus ojos, y Longinos exclamo, “Veo que no hay más Dios que el de Israel, perdón Señor, creo que este es tu Hijo, era ciego, pero ahora te veo, Señor, mi Dios, mi Creador”

 Por eso la leyenda dice, “que era ciego, y, lo era, ciego del alma”

Natalesca, se arrodillo ante el cadáver de Jesús, que María su Madre, ya tenía en brazos

Quiso consolarla, pero María le respondió “tranquila hija mía, vino para ser Rey, y, que mejor corona, el oro es sucio, a veces se mancha de sangre inocente, corrompe almas, las espinas son las joyas de Dios, y, no  hay orín que las penetre

Cincuenta días más tarde;  Natalesca entraba en la naciente, Iglesia sus hijos por su condición de gentiles no circuncidados; lo harían más tarde aunque ya fueran cristianos de corazón.
Un día en que regresaban de la Fracción del Pan. (Misa);  cuando ya eran los 4 cristianos, se fijaron en el viejo rosal, y, vieron que se había transformado en un rosal distinto,  y, que sus “rosas” tenían los estigmas de la pasión, por eso se le llamo “ Rosa de pasión”

Esta es la historia de la rosa de pasión,  y, no, la que invento el Poeta, hijo de un tiempo, de su tiempo, y, por ello a quien Dios pese a ello coloqué en su Paraíso, donde le gustase, o, no, al buen Bécquer, la mayoría, y. los de los mejores puestos, son judíos
  La Rosa de Pasión;  no es flor que denuncie crímenes  de crueles judíos, sino flor que narra el Amor de Dios, y, que nos recuerda que ese Amor nos lo revelo, un Hombre judío, porque los judíos son como dijo nuestro querido Juan Pablo II, nuestros hermanos mayores en la Fe, o, como dice nuestro querido Benedicto, son nuestra raíz.

Fin

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