viernes, 28 de junio de 2013

burro


Era un asno, de  pelo feo, no era un burrito suave como Platero, tampoco tenía nombre, lo llamaban simplemente “burro”, y. a ese nombre, y, a los golpes de la vara de su amo respondía, cariño, no le daban ninguno, lo hacían trabajar sin parar, tirando del arado, o, sacando agua con la noria, o llevando al amo , ó, a la ama, ó,  a los amitos a lomo, mientras le golpeaban, o le tiraban del pelo.
Burro, no recordaba haber hecho nada; para  merecer aquel castigo, si era feo, y, algo torpe, no era culpa suya; cierto que a veces soltaba alguna coz, pero es que uno aunque sea burro, no es de piedra.
Aquella noche, desde su cuadra, escucho una conversación, que  lo llenó de temor, era de sus amos, hablaban de venderlo, porque ya apenas valía más que para comer; Burro, tuvo miedo, y, si lo compraban, aquellos soldados romanos, que patrullaban, por las calles de cualquier ciudad de  Israel, o aquellos griegos, que venían, a completar sus estudios, o. el mismo Herodes, se lo comerían, y, para comérselo lo matarían, si lo compraba un judío no, y no es, que los judíos fuesen mejores, que los que ellos llamaban “gentiles”, “perros”, “idolatras”, no es que simplemente, un tal  Moisés, les  había dicho, que entre otros;  no podían comer carne de equino, y, claro, ahí entraba él, pero claro ningún judío lo iba comprar, si no valía para trabajar, y, no lo podían comer, no definitivamente, si lo compraba alguien, sería un griego, o un romano.
A la mañana siguiente,  lo sacaron a golpes de la cuadra, como siempre y, se dirigieron con él al mercado, la gente pasaba, lo miraba regateaba el precio, y, se volvía a marchar, de pronto se acerco un hombre joven, iba sonriendo, y, mesandose la  barba, se acerco al amo de, “Burro” y, lo saludo “la Paz contigo”, soy José, el hijo de Jacob, el herrero, bueno soy también carpintero, el caso es que necesito, comprar  tu asno, ya que he de marchar, presurosamente para Belén,  el César  ha mandado un censo, y, a mi como  hijo de David, me toca ir a Belén, podría ir andando, pero estoy casado, y, mi esposa María, sale pronto de cuentas, vamos que voy a ser padre
¿Cuánto pides por él?
El amo de “Burro”, miró al joven, y, le pareció una ocasión preciosa para librarse de su animal, así, que respondió a José,  con 2 denarios, me doy por satisfecho, José, le dio los 2 denarios, y, tomó a Burro del ronzal.
Burro, noto algo distinto en aquel hombre, primero de nada, lo tomo con suavidad, como si temiese causarle daño, luego evitó, que metiese las patas  en una charca, “este es un mes frío amiguito, no te mojes las pezuñas, por cierto, no se como te llamas, me olvide preguntárselo a tu antiguo amo, no importa María, te pondrá  un nombre, ya lo veras, es la criatura, más perfecta salida de las manos de YHAWE, y,  no es, te doy mi  palabra, locura de enamorado, que lo estoy, porque es, como te diría, como  una lámpara, que contuviese en sí toda la luz del mundo, como si toda la belleza, de la creación se encerrase en sus ojos, bueno ya lo veras, y, voy a contarte un secreto, que tu no dirás a nadie, no sólo porque no  sepas hablar, sino porque  eres noble, y, bueno; El Niño que espera, es el Mesías  es   el Hijo de Dios, yo no soy su padre, como lo son los otros hombres de sus hijos, pero, soy su padre, no entiendes nada, no importa, yo tampoco, pero lo que importa es amar.
 A Burro, le pareció encantador, aunque temió, estuviese algo loco, porque lo que decía no tenía mucho sentido, claro que, un enamorado, ya se sabe, “el amor vuelve a uno tonto. Así caminando, caminando, llegaron a una modesta vivienda, 2 mujeres se encontraban  sentadas bajo  una higuera, y, una de ellas la más joven,  y, la más hermosa, y, la otra no era fea; se encontraba haciendo una camisita de bebe,  la mayor dejaba desfilar por entre sus dedos el huso de la rueca; al acercarse José llamo “Maria, Ana, mirad lo que he comprado” las dos se levantaron, María llegó  un poco más tarde que su madre, se veía claramente que de un día a otro; tendría ya un niño en sus brazos, José la dijo “Cariño, este es nuestro nuevo amiguito, el  nos ayudara a ir a Belén, a cumplir con la orden del emperador”
 María, que Burro, pudo comprobar, que era todo, y, más de lo que José, le había dicho por el camino, se acercó a él, le acarició el lomo, le dio un beso en el hocico, que  Burro, no lo hubiese cambiado por nada; y, le dijo
“Pero si estás sucio, voy a lavarte, sabes, cuando nazca mi Niño(Jesús) va jugar contigo, ya lo verás,  y, te vas a llamar, Cometa, porque seguro, que allá, en donde estaba, hasta hace ahora 9 meses, cabalgaba en un cometa, así, que te llamaras, Cometa, y, ahora, ven no sólo te lavare, sino que te daré heno fresco.
Que feliz, se sentía Burro, perdón, Cometa,  estar con aquellas dos criaturas humanas, era conocer la mayor felicidad, la alegría,  y, el Amor el amor puro, pero humano se les desbordaba por todos los poros de la piel, y salpicaba a hombres y animales.
El viaje a Belén, fue de lo más emocionante que vivió en su vida asnal, María apenas consintió en ir montada en  su grupa para no cansarlo, decía que  ella ya eran 2, y, Cometa, ya llevaba el modesto equipaje,   a Cometa le caían las lágrimas, porque por muy burro que uno sea, tiene su corazón, y, gente buena la habría, pero como aquella  Niña, que iba ser Madre no en ninguna parte.
Gente buena la  habría, y, seguro que en Belén también, pero claro, aunque la familia de José, y, la de María eran originarias, de allí habían pasado tantos siglos, que eran tantos los descendientes de David, que fue imposible encontrar sitio, el único lugar que hallaron fue un establo ocupado por otro burro, que resulto ser  una burrita, una vaca, un buey una mula 4 ovejas, un lugar no muy adecuado para un recién nacido, pero  era lo que había, no por ello, vio, Cometa, borrarse la alegría de los ojos de Maria ni de los de José, para ellos, aquello estaba bien, porque Dios, lo había querido así,  y, cuando lloraban no dejaban por  ello de sonreír.
Vivió Cometa unos días maravillosos, con cantos de ángeles, pastores, y gentes que  venían adorar al Niño, para el que no había palabras, para  describirlo, y, al que también  Cometa adoro, y, por poco lo aplasta, ya que  quiso doblar la patita, y, casi se cae encima del  recién nacido, Maria al sentir llorar a Jesús, se acercó, y, ayudó a Cometa a levantarse, tomó a Jesús en brazos,   y, con su manita acarició, a Cometa, “Que feliz se sentía éste”.
Cometa, se enamoró de la burrita del establo,  que se llamaba, Goliat, y tenía un amo también muy bueno, no como los suyos, pero es que los diamantes escasean.
Cierto día ya  Vivían en una casita cerca del establo, que Cometa ocupaba con su “esposa” la burrita Goliat, María se acercó a él “estaba llorando, estaba triste, a Cometa, le dio un vuelco su corazón de burro, era como si toda la tristeza del mundo se hubiese metido en  aquellos ojos, porque tendría que sufrir una criatura tan buena; Maria lo acaricio, y, le dijo tenemos que irnos, Cometa, me gustaría llevarte con nosotros, pero es imposible, se  un buen burro, yo  le pediré, siempre al Padre de mi Niño, y, a mi Niño, que ya te quiere por ti no te olvidaremos. Luego lo  besó y salió despacio del establo.
Lo que paso, “Cometa” no lo supo, pero se quedo muy triste, era como si de repente, el establo se hubiera  vuelto oscuro, era aquella una familia tan simpática, tan cariñosa,  y, tan buenos los 3, la esposa Maria le cepillaba el pelo todos los días, lo acariciaba, le daba mazorcas de maíz en su mano, y, en cuanto al hombre al marido a José, que distinto de su amo anterior, había llegado  incluso, a cubrirlo con su zamarra, con su túnica de piel de oveja, en una noche de frío, no eran  unas criaturas especiales, no eran como los demás, y, el Niño, los superaba a todos, a veces sus padres sujetándolo lo ponían a lomos de “Cometa”, y, el pequeñín como todos los niños le tiraba del pelo, pero al contrario que con otros niños “Cometa” se sentía feliz, hasta se olvidaba de comer, y, eso que era “Burro”, como le gustaban sus besos, y, con que dulzura tanto María como José corregían al  pequeño Jesús, diciéndole dulcemente : “no mi Amor , tirar del pelo a “Cometa”, no que le duele, besitos a “Cometa”, y, el pequeño, se llevaba la mano a la boquita y le lanzaba  un montón de besos.
Y, ahora de repente se habían ido,
 ¿Por qué?
¿A dónde?
Al principio extraño la marcha aquella familia, pero pensaron que habrían vuelto a su lugar de origen, que era Nazareth, después poco a poco los olvidaron, ya que en el pueblo pasaron cosas muy graves, el rey Herodes,  asesinó a todos los niños que pudo, en la locura de preservar su trono, Cometa fue testigo de todo esto,  y se alegró de que  el pequeño Jesús no estuviese allí.
Del amor entre “Cometa” y, la burrita del establo, nacieron borriquillos, y borriquillas, a los que sus padres, hablaron de  aquella familia tan  buena. Como todos mueren también “Cometa” murió, y se fue a un lugar   junto a las estrellas, reservado a los  asnos buenos, a la  constelación de Pegaso, que es el cielo de los burros.
 Ha pasado el tiempo, y, ahora del primer “Cometa”; hay como descendiente, una  burrita  arisca brava, que se llama “Estrella” y, que nadie ha montado todavía,  porque no se deja, da coces, patadas, muerde, sus amos  la hubiesen  matado, si no fuera, porque hace poco tiempo, que trajo al mundo, un burrito, y, esperan que, sea más manso que su madre.
A veces los otros burros hablan con ella; y, le preguntan por su extraña actitud y, ella  les comenta que,  la gente es mala,  van a lomos de un animal, y, no se lo agradecen, lo insultan, le tiran del pelo, le pegan, pues que vayan a pie, que todos somos criaturas de Dios, los demás burros, no compartían su opinión porque al fin,  y, al cabo el hombre es imagen de Dios, y, por ello el resto de los animales le deben respeto.
Cierto día un burro muy culto, se  atrevió a preguntarle
¿Qué pasa si un día se acerca el Mesías, y, no lo reconoces, y, lo tiras?
Estrella, contesto, lo conoceré, es más, estoy segura, que era el Niño que conoció mi  tatarabuelo “Cometa”; todos los burros se rieron
El Mesías, el hijo de un pobre carpintero, aquel que dices que nació en un establo, donde guardaban a tu tatarabuela, y, donde la conoció tu tatarabuelo, no hagas  honor a tu nombre “Estrella” (se referían  como el lector podrá darse cuenta al nombre de familia “Burro”)
Mas ella sabía  que, no, estaba equivocada,  y, cuando  aquellos 2 hombres se acercaron al lugar donde permanecían atadas ella, y, su hijo, ella se deja  desatar mansamente, sobre todo, cuando uno de ellos, respondió al que le preguntaba por su acción:
“El Señor los necesita”
Como era natural la llevaron a ella, y, a su potrillo, al cabo de un buen rato llegaron a una  lujosa mansión, que entristeció el corazón de la borriquilla,  si debía de ser cierto, lo que le  habían dicho, o, muy bien les habían ido las cosas, o, aquella no parecía la humilde casa del hijo de un  obrero, de pronto dos mujeres se acercaron riendo, una de ellas muy joven, y muy bella, mientras se secaba las manos en el delantal que cubría su  vestido, hizo señas a otra, que se hallaba; tejiendo, esta última,  aunque algo mayor, no era menos hermosa que su hermana, se acercó al sitio donde estaba, esta, y, la dijo
¿Es este el animal, que mandó traer el Rabí, jamás entenderé al Señor, sabe  que lo nuestro es suyo, que digo lo nuestro, nosotras,  y, todo lo que somos le pertenecemos, si  es El Hijo de Dios, cómo no vamos a ser suyas?

Y, por lo tanto nuestros caballos, y, se le ocurre ni más ni menos que  mandar traer; un burro, que tiene fama de no dejarse montar, con eso piensa hacer su entrada triunfante como Mesías, pero no hermana no paga la pena, intentar disuadirlo, es todo lo terco que se puede ser, es no sólo Dios, es también hombre, al decir esto se rió.
 “Estrella”, escucha emocionada, si era bueno; saber que él no era el dueño de  aquello, seguro que era un hombre pobre, iba ganar la apuesta.
Poco tiempo después, un hombre joven de poco más de 30 años, se acercaba hacia el sitio, donde  se encontraban los animales, las mujeres al verlo, inclinaron reverentemente la vista al suelo, y, una de ellas, la que había estado tejiendo corrió a postrarse a sus pies, en contra de lo que pudiera pensarse, el joven no rehúyo, la adoración como si fuera algo a lo que tuviera derecho, no levanto a la mujer del suelo, ni se declaro indigno; eso si al cabo de unos minutos se inclino le acarició la cabeza, y, la dijo

”Te espera una gran prueba, pero tu serás la primera que veras mi triunfo” Por supuesto nadie, incluida la mujer entendió,  palabra.
 Luego siguió caminando, hacia donde estaba”Estrella” le acarició el lomo, y la dijo sonriendo
 “Oye a mi, no me tiraras, si no mi abba (papi), se va enojar contigo, no, te  hizo tan guapa,  para que eches por el suelo a su Hijo, y, a continuación le beso el hocico; entonces a “Estrella” no le quedaron dudas de quien era, si era “su Niño”
  lego el día de su presentación a Israel, y, la asnita fue adornada con todo tipo de detalles, procuro ir con paso fuerte pero seguro para que Jesús fuese cómodo,  su peso no le molestaba, y, no porque no pesase, Jesús era, y es un Hombre,  de carne y hueso,  y, los hombres pesan, pero era un peso que no era peso, la gente lo vitoreaba, como su Rey, echaban al suelo sus mantos para que él los pisara, si ella sabía que los echaban por él, aunque fueran sus pezuñas de burra, las que los pisaran, por ello, como El Señor que iba montado encima, no le decía que no los pisara ella, seguía pisando como si fueran hojas caídas; “Que contento debe sentirse; y, si le pregunto siendo quien es, sabe mi idioma”, y, así lo hizo; Jesús se limpio una lagrima de sus hermosos ojos, y, la dijo; mi querida “hermana Burrita, ojala los humanos fueran, te lo digo, pese a que yo también soy humano, ojala fuesen los  humanos como sois los que llaman “animales”; sin doblez, nobles, “todos estos que has visto, van a pedir mi muerte, dentro de  2 días, si “Estrella”, voy a ser crucificado, mi padre, no es que exija mi muerte como rescate, no mi Padre acepta mi sacrificio ,como prueba del Amor que mis hermanos, aún no lo son, lo serán tras mi muerte, le debían dar, y, no le dan, vosotros los animales obedecéis siempre, lo que Dios os  manda los humanos no, por ello yo voy  a obedecer por todos ellos aceptando ser crucificado, pero tengo miedo “Estrella”,  si miedo, y, vergüenza, me  expondrán desnudo  a la vista de todos, pero hoy es un día feliz “

         Estrella no respondió, estaba tan triste con lo que había oído, y, lo malo es que Él no se equivocaba no podía.

         Todo sucedió como, Jesús había dicho, y, fue ejecutado en la cruz, a ella, la vendieron a unos árabes, porque su dueño dijo que, no quería un animal, que había sido montado, por un blasfemo, por aquel pecador amigo de pecadores, que era Jesús, todo parecía  triste, los pocos amigos que habían permanecido fieles,  iban haciéndose a la idea de que, no  era al Hijo del Altísimo, a quien habían seguido si no a un loco;  solo “Estrella” y, la madre del joven crucificado, creían en su victoria, pero claro una era una madre mayor, y, madre,  y, la otra era una burra.


         El comprador de “Estrella”;  la llevo a  un pueblo cercano a Emaús,  y allí fue comprada, por 2 jóvenes, que habían sido  seguidores del Maestro de Nazareth;  estos la reconocieron  enseguida, y, por ello la compraron, para cargar sobre ella su propio equipaje,  al poco rato se les acercó un caminante,  ella lo reconoció enseguida, ellos no, iba ser verdad lo que le había comentado, El, los humanos,  hacen cosas peores, y, son más burros que los burros; si ella supo, que era Jesús, ellos no, pero con todo como algo había quedado en su corazón de las enseñanzas del mismo, y, a pesar de que “El extranjero”; les  reprendió, los llamo torpes de corazón, y, de inteligencia, ellos lo invitaron, a quedarse con ellos en la ciudad a la que iban Emaús, y, al romper el pan para la cena, vieron sus manos; las cicatrices de los clavos entonces lo reconocieron, pero Él mientras ellos caían de rodillas se fue, no sin antes acariciar a Estrella, que se sintió  la burra más feliz del mundo, lo que sigue, esta en el Evangelio, no ya se que no se habla de la burra, el único importante es Jesús

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