viernes, 28 de junio de 2013

La última tentación de San Pedro

La última tentación de San Pedro.
Año 69, un hombre viejo, esta encarcelado en una de las mazmorras, en que Nerón ha hecho meter a los cristianos, acusados, del crimen que cometió, Tigelino, por orden suya quemar Roma.

Este viejo es el jefe, de “esa rara secta judía” adoradores de un judío crucificado, unos locos que hablan del amor al enemigo...”

Pero a los que el pueblo de Roma, quiere ver en las fauces de las fieras; porque para el pueblo de Roma, son unos criminales.

Sin embargo, no todos Irán; a las fieras, el hombre que empieza esta historia será crucificado mañana, como lo fue su Maestro hace 30 años en Palestina.

Treinta años, piensa con su mente vuelve atrás en el tiempo, y. el espacio, regresa a su querida Cafarnaún, donde se había casado, y, al tener, su quinto hijo había quedado viudo, recuerda como conoció, a Jesús en la orilla del lago, y, como lo cautivo, recuerda todo, sin excluir su negación, su mayor pecado, y, su triple confesión, después, cuando el Maestro vivo de nuevo fue a él.
Pero ahora, ante la proximidad de la muerte, una voz tenebrosa, le dice a Pedro.

 ¿Y si el Maestro no resucito?

Si, todo fue un sueño, todos lo queríamos tanto; que nada tiene de malo; ni de extraño que confundiésemos a un extraño, con El, y, la conversación en la playa, seguro que fue un sueño.

Si, Pedro, o, mejor Simón, ese fue siempre tu nombre, de vivir, El Señor, no iba dejar, sus ovejas, a merced de los lobos de Roma, no hubiera permitido, que Herodes matase a Santiago, y, tantos otros;  por confesar su nombre, y, no habían resucitado aún.

¿Por qué, sacrificar la vida, por las ideas de un loco;  por qué no decir al pueblo, que debían adorar al emperador; que Jesús, sólo había sido un pobre carpintero; por qué morir si aún podía vivir unos años, no era tan viejo, 65 años?  Y, ¿Por qué le habría hecho caso, aquel día junto al lago?

Si no le hubiese dejado subir a la barca, hubiese muerto en su Cafarnaún del alma.

Una voz resonó, en el fondo de su alma

Una voz le dijo en el fondo de su alma

“Pedro hijo de Juan” no me niegues de nuevo, no pierdas mis ovejas, eres su pastor, no su lobo.

Pedro(Simón) el viejo pescador no sabía lo que hacer, no tenia a quien pedir consejo; y era algo muy grave lo que tenia que decidir, tenia miedo a la muerte, y, era normal; sudaba sangre;  entonces recordó la noche de la agonía de su Maestro en, Getsemani, mientras él, y, los otros dormían; y,  Pedro el viejo pescador, callo de rodillas, ,llorando dijo “Padre, si mi Señor vive, y, es tu Hijo, te pido que no lo niegue de nuevo, y, si lo hago, que no lo nieguen otros por mi”. Después, como un niño que duerme en los brazos de su padre se quedo dormido.

La noche transcurre indiferente a lo que pasa, indiferente a los llantos de las madres que ven morir, a sus hijos devorados por las fieras, indiferente a los hijos que ven morir a sus padres, quemados en cruces, y, que sienten vacilar su Fe, y, que en el momento máximo de la prueba, saben que todo es cierto, porque si no fuera cierto, ellos no podrían mantenerse en pie.

Sin verlo sienten la presencia de Su Maestro, saben que vive, y, que ha resucitado. Y que  también resucitaran ellos.

Mientras en la cárcel, en la mazmorra, llena de ratas, e, inmundicia humana, un viejo, recobra el vigor de la juventud, un viejo va vencer a sus enemigos, le fue confiado el oficio de abrir las puertas del cielo, ese oficio ahora pasara, a su sucesor, y, así ininterrumpidamente, ahora él va abrirlas con su ejemplo.
Amanece, el guardián entra en la prisión,  sin consideración a sus canas, obliga al reo a levantarse, luego atado le obligan a caminar, la voz del sayón romano suena, dura, e inhumana; “Aún estas a tiempo, si tienes algo que decir este es el momento”
Pedro alza la vista al cielo, símbolo del Cielo, en el que prometo va entrar; sabe lo que esperan de él otra negación, una petición de perdón al César, un darle al César lo que es de Dios; quieren que diga que presidía una secta enemiga de la humanidad, que niegue a su Señor de nuevo.

A cambio le perdonarían la vida, y, evitaría la muerte de muchos. Simón sabe que es mentira; a ningún hombre se le puede perdonar la vida, o, evitar la muerte, porque la hermana muerte, es aliada, y. amiga del hombre para acercarlo, y, llevarlo a los brazos amorosos de su Padre, porque la muerte mala, la muerte eterna, la muerte castiga del Pecado, Pedro sabe, que su Amigo, y, Maestro la mato en una Cruz.
De pronto Pedro abre los labios, y, dice

 “Yo quisiera, me crucificarais, cabeza abajo, no soy digno de morir como el Único Señor, que hay, que tengo, y, que reconozco, Dios perdone, al Emperador mi pobre hermano

Los soldados se miran estupefactos, estarán frente a un loco, pero no es el modo de reaccionar de un loco.

 Poco tiempo después;  Pedro, Simón, el pescador de Galilea, esta crucificado, sobre las colinas del monte Vaticano.

Entrega su Espíritu a Dios. Y, se convierte en el vencedor.
Pues hay alguien; que no sepa quien es San Pedro, incluso aunque no sea muy cristiano o, muy creyente, pero muchos habrá que no sepan quien fue Nerón, y. muchos que lo recuerden,  lo recordaran por sus crímenes.

¿Y, Tigelino, el senador romano, que fue el causante de la muerte, del martirio de Pedro y, de los otros, cuantos lo conocen?.
Pedro supo vencer uniéndose a su Maestro. Y, con su ejemplo llevo a otros a la Victoria.

Supo vencer porque se vio cobarde, recordó su fracaso lo tuvo presente, y. busco en Dios su Fortaleza.

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