El juego. Relato
Jaime no sabría decir los años que hacía que era amigo de Antonio, aunque la situación social de ambos era distinta de hecho Antonio era el jefe de Jaime, sin embargo había entre ambos una sincera y leal amistad, o eso pensaba Antonio
Cada semana jugaban juntos un boleto de la primitiva, siempre los mismos números, unas veces lo guardaba Jaime, otras Antonio, lo pagaban a medias, y, se repartían a medias el premio, que nunca pasaba de 4 aciertos. Más de una vez Antonio, había dicho que deberían cambiar los números
Aquel jueves acudieron como todos, Jaime pago el boleto, porque Antonio, no llevaba suelto, “ya lo pagará”; le dijo Jaime, ya veras como de esta toca, yo guardo el resguardo esta vez
Y, toco, cuando Antonio se enteró, no se lo podía creer, por fin podría sanear la empresa, no tendría que despedir a nadie. Pero cuando fue hablar con Jaime, este le dijo, que sólo había jugado él, que aunque le sorprendió él no había querido jugar; Antonio no sabía que hacer, no tenía medio de demostrarlo, no había acuerdo ante notario, solo acuerdo de amigos, pasó unos días muy malos, no por el hecho en sí, muchas veces había jugado y no ganado, pero si por la traición del que consideraba su amigo, la lotera que era una buena amiga, al saberlo, le dijo que lo denunciará, que le iría de testigo, Antonio le dio las gracias, pero le dijo que no, sería meterla a usted en líos de tribunales, además Jaime ha demostrado que no era mal amigo, me hizo dos favores muy grandes, se podría decir dos regalos
Cuáles preguntó la lotera
Pues librarme de un mal empleado, porque Jaime no volverá a trabajar una porque no lo precisa, otra porque yo empezaría la reducción de personal que procuraré no hacer, con él
El segundo librarme de un falso amigo, si me ha traicionado por algo que vale tampoco como el dinero, que no haría, por otras cosas más importantes
Siempre le estáre agradecido.
Fin.
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