martes, 20 de febrero de 2024

Ana y la pequeña María

 

Ana y la pequeña María

Ana la esposa de Joaquín miraba a su pequeña niña, era tan hermosa, pero sobre todo tenía un algo, que hacía que pareciese más santa que el Templo, no es que fuera buena, lo era sin dejar de ser traviesa, es que se le sentía sufrir cuando veía hacer daño, y tan feliz, de rodillas, o de pie recitando los Salmos, o hablando en silencio con su Diosito

Ana sabía que al ser su esposo Joaquín descendiente de David, y no tener hijos varones, la nena María, debería ser dada en matrimonio a un descendiente de David

Pero para eso faltaba tiempo, la pequeñita solo tenía 6 añitos, que El Dios de Israel la cuidasen.

Recordó el día en que la llevaron al Templo para agradecer y consagrarla a Yhv

María que acariciaba un cachorrito de perro, lo besó, lo dejo con cuidado en el suelo, y corrió a los brazos de Ana

Y, no olvidemos los apócrifos Ana no era una anciana, era una mujer madura sí, pero joven

Mamita, (Inma) ¿Sabes una cosa, quiero mucho a Diosito, es tan bueno, y sufre tanto cuando nos portamos mal, yo no quiero portarme mal nunca?

Ana la sentó en su regazo, le prohibió referirse al Eterno, con la expresión, “Diosito”, cuando hubiera otras personas que pudieran no entender, le dijo que estaba segura, que ella nunca se portaría mal, y le contó que de su familia, es decir de ella podía nacer el Mesías, bueno de ella, o de otra chica de su misma tribu


A la pequeña María, la carita se le iluminó

El Mesías, sabes mamita, yo pido a Dios todos los días que lo mande, que venga ya, luego le pido perdón por mandarle y le pido, que lo mande cuando él quiera- Me gustaría tanto conocerlo, me postraría a sus pies, le llamaría Señor, pues es Señor por decisión de Dios, el Ungido como David, le obedecería, lo intentaría, él me llamaría su servidora. Pero no quiero que venga por eso, sino para que todos los hombres también los gentiles pobrecitos, se puedan salvar, puedan conocer a Yhv, eso solo el Mesías podrá hacerlo


Ana, escuchaba entusiasmada, a su pequeña, pero como buena mamá judía, la corrigió. El Mesías, viene para el Pueblo de Israel, para dominar sobre los gentiles, para que Israel domine sobre todos los pueblos


No mamita, te equivocas viene para todos.

Qué cosas tienes, Dios quiera que lo llegues a conocer mi pequeña


Entonces una alondra blanca muy bella, se posó en el alfeizar de la ventana, y dijo. “Pequeña María, tú no llamarás al Mesías, Señor le llamaras, Jesús, le llamarás hijo, y, él te llamará mamá”

Madre e hija se estremecieron, porque la alondra no es un prensora, pero pronto volvieron a la normalidad, miraron y la alondra estaba cantando como cualquier alondra, eso había sido.

Aquel día en el Cielo Los Tres reprendieron entre risas, al joven Arcángel Gabriel, el Verbo le dijo.

Gaby qué según el computo humano aún faltan diez añitos para que lleves el anuncio, y la joven más guapa de Israel sea mi mamá. Veo que tienes prisa por llevar el Mensaje

El Padre Dios dijo. Es nuestra mejor obra. Solo tu Encarnación hijo la superará, Y, la Ruhaj divina exclamo. “Yo estoy enamorado

Los Tres que somos Uno, estamos enamorados.

En la tierra todo seguía normal, Ana pidió a su nena le ayudase a dar de comer a unas gallinas, y a preparar la mesa para comer.

Todo seguía igual, una madre y una hija como cualquier otra

La madre y la hija no sospechaban que el Mesías nacería de la pequeña María, que vendría para hacer lo que la pequeña María soñaba, que sería la madre del Mesías, y lo que ni podían imaginarse, que aquella niña sería La Madre de Dios.

Era hija de Ana, pero era también su Madre y su Hermana mayor.

Fin.



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