lunes, 26 de febrero de 2024

Un padre habla con el padre Dios


Un padre habla con el Padre Dios. Cuento

Una vez un buen hombre estaba desesperado, porque su hijo había sido asesinado, y nadie le había ayudado

Su hijo era un joven bueno, él lo había educado enseñándole a querer y respetar a todo el mundo, ayudar a todo él que lo necesitará

Como eran de buena posición el hijo que se había doctorado como médico, atendía a los pobres sin cobrarles

Y salía de noche a llevar comida, mantas y ver si había alguien enfermo, para atenderlo, darle medicinas, y llevarlo a un albergué y si era preciso un hospital

Surgió en aquella época el sida, y el joven doctor se puso al servicio de aquellos pobrecitos, como no eran del sector respetable entonces, sino homosexuales, prostitutas, drogadictos. Pues la gente empezó a mirarlo mal, la gente de bien, se entiende.

Y, como él no ocultaba su condición cristiana, aunque no iba imponiendo nada, incluso algunos de aquellos enfermos empezaron a verlo mal

Había conocidos y amigos de su familia, que ya no le saludaban, otros decían incluso que era un drogadicto, otros que era un mujeriego, otros que tenía amantes de su mismo sexo, bueno más que amantes, clientes

Un día unos drogadictos, a los que estaba intentando dejasen de drogarse, le atacaron y le clavaron una jeringuilla, que lo infecto con el sida, lo hicieron a la vista de muchas personas que no movieron un dedo.

Es más decían le está bien, juntarse con esa gente, claro, se junto con los suyos

El joven médico falleció a los pocos días, con muchos dolores

Su padre quedo desolado.

Qué dios permitía aquello, dios era cruel. Tal vez ni existiera

En el funeral de su hijo, el sacerdote, lo escucho, y tuvo la delicadeza de no darle un discurso apologético, al contrario, lo mando hablar con Dios

Contarle lo que le había contado a Él

Mira hazlo en la iglesia, en tu cuarto a solas, o donde quieras, desde tu corazón ábrete a él, quéjate

Aunque la verdad sea dicha, le pareció una solemne tontería. Decidió hacerlo. No en la iglesia, se iría al campo donde ya estaban su esposa, y sus dos hijas

Allí junto al arroyo que rodeaba una de las montañas, un lugar que siempre lo había llenado de paz. Hablaría con el Creador

Axial lo hizo

Primero empezó a gritos, luego se fue calmando, hasta que ya solo hablaba en su corazón y desde el corazón, pregunto a Dios por qué su hijo estaba muerto

Y Dios le hablo fue como la caricia de la Brisa, fue una Mano Materna

Dios le dijo que lo entendía, pues a él le había pasado lo mismo, él también tenía un Hijo Jesús, y lo había mandado ayudar a los hombres a curar a los infectados por el sida del pecado, y la gente de bien, lo había rechazado, incluso algunos de los suyos, lo dejaron solo. Y Lo crucificaron

Sí dijo el pobre hombre. Pero tú Hijo es Dios como tú, tu Hijo vive, está sentado a tu Derecha, al mío lo mataron malas personas, y sigue muerto

No, es verdad lo que afirmas de Jesús, pero el tuyo que también es mío, también esta vivo, no lo dejé en la tumba, ahí están sus restos, él esta conmigo, está con Jesús, sentado con él a mi Derecha, y te manda un mensaje, los que ocasionaron su muerte, y los que no la impidieron, no sabían lo que hacían. Esto se lo dijo Jesús. Que Yo conozco a mi Muchacho.

Pero Quiero que sepas que tu hijo, está vivo, sano completamente, y tú puedes mostrarle tu cariño, y de paso también me lo demuestras a mí, ya sé que me quieres, y no me enoja tu enfado, yo lo descargué cuando murió Jesús, en aquella pequeña tormenta, lo de eclipse no, ese ya estaba previsto, hacía millones de años, para vosotros.

Qué he de hacer Padre

Sigue el camino de tu hijo, tienes la parte de su herencia, ibas añadirla a la de tus hijas, pero a ellas les llega lo que van a recibir la riqueza en exceso, aleja de Mí, aunque Yo no me aleje de ninguno de mis Pequeñitos

El hombre entendió

Y mandó hacer una fundación y un hospital para aquellos enfermos

Solo al sacerdote y a un amigo íntimo contó la verdad. A los demás les dijo que lo había decidido, pensando en su hijo. Aunque se decían creyentes, lo hubieran tomado por loco.

Los domingos cuando no había Misa, y no podía bajar al pueblo, no asistía a la celebración de La Palabra, tomaba su Biblia, y se iba hablar con su Padre Dios; junto al arroyo-

Fin.



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