martes, 20 de febrero de 2024

César Augusto

 

César augusto
César Augusto recibió  a su Legado. Virgilio Antonius Pelamus
El Augusto se hallaba en su residencia de verano, de Cesarea Augusta, nuestra Zaragoza
Ave César
Pasa Virgilio
Cuál es el motivo de vuestra llamada, Señor
Siéntate primero, dijo el César mostrándole un triclinio, primero bebamos este vino de Falerno, y mientras bebemos y observamos la danza de las últimas esclavas que he comprado, por cierto una será mi regalo de bodas, a ver sí los Dioses del hogar, te ayudan a que este matrimonio  te dure más, cuántos divorcios llevas
8 Señor
Eres un pillastre
Los dos hombres bebieron y vieron la danza casi obscena de las jóvenes esclavas. Luego el César se puso de pie, y dijo
Quiero que mandes legados a Judea a todo Israel, tengo ganas de divertirme un poco
Qué vais hacer Señor
Voy ordenar un censo de todos los habitantes de Israel, bueno de todo el Imperio, pero este les  toca a ellos en especial, cada uno, cada pater familias habrá de ir a inscribirse a su ciudad de origen, la de su clan, las mujeres no tendrán que ir si no quieren, basta que el marido de el nombre, los niños sí, y sí nacen después del censo, deberán acudir entonces. Te imaginas el trasiego judíos de un lado, para otro
Señor, eso solo dará problemas a nuestras guarniciones en Judea. Perdonad Augusto, pero no le veo, el sentido. Júpiter me ilumine
Lo tiene Virgilio, ese Pueblo dice que no tiene más que su dios, que por supuesto según ellos es el único, los protege, y no hacen censos porque son de su propiedad, sus ovejas se llaman. Pues bien ahora tendrán que censarse quieran o no, lo manda el Emperador de Roma, a ver sí su dios los puede librar, quién sabe.
Virgilio sonrió. Señor que grande sois, ya los imagino vociferando
Virgilio salió dispuesto a llevar las ordenes que se irían enviando desde una posta a otra
Mientras en el Cielo
El Padre Dios decía. Mi querido César Augusto, se deja sin saberlo manejar por mí. No sabe que está sirviendo a mis planes

Unos siglos antes de la idea de César Augusto.
El profeta Miqueas
“Tu Belén de Efrata no eres la menor, pues de ti saldrá el caudillo que apacentara a mi Pueblo Israel, por eso los entrego hasta el día, en que la que tiene que parir parirá”

En la misma época de la idea de Augusto, en una aldea llamada Nazaret, una joven recién casada a su esposo
José, hay una cosa que no entiendo, si el Mesías tiene que nacer en Belén, eso aprendí desde pequeña, cómo es que nuestro niño va nacer en Nazaret

No, te preocupes María, será lo que Dios quiera, confía en él
Ya lo hago José, tienes razón

Muchos meses más tarde
Salía la orden de un censo general, y José que era de la ciudad de David, por ser su descendiente, se iba con María embarazada a Belén su ciudad de origen, y allí María daba á luz al Mesías, al Hijo de Dios, que nacía en Belén como estaba decidido por su Padre.
El pobre Augusto había sido un  juguete de la Trinidad. Que a los Tres les gusta jugar con la soberbia de los poderosos.
Fin.



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