sábado, 26 de mayo de 2012

Tomás no fue incredulo



Tomás no era incrédulo

Santo Tomás ha pasado a la historia, como el apóstol incrédulo: pero no es cierto
no era incrédulo, era prudente.

Gracias a él, podemos tener plena certeza; de la resurrección de Jesús. Nos demuestra que no era una locura colectiva. Que no fue un caso de cadáver robado. Ni un deseo en el corazón.
Tomás se había sentido, defraudado con la muerte de Jesús. Que el Mesías, aunque hubiese sido un simple hombre :hubiese acabado en la cruz. Era algo, inaudito. Ya que la cruz era un instrumento maldito. Y .hacía maldito al que moría en ella. Pero que hubiese pasado con el Mesías; siendo este según decía hijo natural de Dios. No pegaba ni con cola.
No quedaba más remedio que; aceptar los hechos como eran.

Aquel hombre; Jesús; tal vez un pobre loco, no lo iba a juzgar él.,había muerto en la cruz. Y, Dios lo había permitido; no para condenarlo.;Si no para evitar que todo Israel cayese en la idolatría, en la blasfemia de proclamarlo Hijo de Dios;Y. por ello había permitido su muerte.
A ,Tomás le dolía esta muerte, era su amigo, y además se parecían por ello le: habían puesto a él el mote del “gemelo”.
Cuando las mujeres primero, y, luego sus diez compañeros le dijeron que estaba vivo, que había hablado con ellos.
Les dijo de todo. Primero que lo habrían soñado.

Que se habrían confundido con cualquier extranjero. O con él mismo.
Pero Juan el chiquillo del grupo le espeto a bocajarro. No, Tomás estuvo aquí entro sin abrir la puerta nos dio la paz. Hablo un rato, nos dijo que le tocásemos. Y, comió un pedazo de pescado.
¿Comió pescado...? mirad. Cerrad mejor las puertas. Se os colo sabe Dios, quien. Y puede ser una trampa. Para ver como reacionaais. Jesús esta muerto, y, lo sabéis bien.

Siento que hayan robado su cuerpo. Y os voy a decir algo. Si ha resucitado. Yo lo creeré; si toco sus heridas :las de sus manos, y. pies y, las de su costado. Nadie le contesto
Pero unos días más tarde, de repente una luz lleno la casa. Y allí frente a Tomás estaba Jesús, sonriendo casi riendo a carcajadas.
Tomasito guapo, ven acercate a ;Tu Señor, anda majete; luego la luz que lo cubría haciendo de vestido; se aparto, y. Tomás vio la herida abierta, del costado, una herida, a través de la cual se veía una Luz que envolvía el mundo, el cielo, todo, una Luz que era el mismo Dios. Tomás quedo sin palabras.
Jesús le dijo: puedes tocar las heridas que me han hecho los clavos.
Tomás cayo de rodillas, se aferro a los pies, de Jesús no para tocar las heridas de los clavos, no toco ninguna. Si no para no caerse. Y, repitió mi Dios, mi Señor.
Jesús lo levanto, le dio un abrazo y un beso, le seco las lagrimas. Y. se seco las suyas y, le dijo hermano. Tomás, ahora que me ves, es fácil creer, dichosos los que crean sin haberme visto.
Después siguieron hablando.
Y, bueno Tomás tras irse Jesús al cielo se fue a la India a contarles como era, y cuanto les había amado.
Todos hemos deducido que la bienaventuranza era para nosotros. Y que Tomás era un incrédulo. No
Creer en lo que no se ve, no es aceptar los dogmas, si eso también. Pero es algo más, es saber que Dios no te abandona.

Cuando todo, todo, absolutamente todo de repente te vuelve la espalda, cuando todo el mundo mal interpreta tus buenas intenciones.
Cuando la enfermedad o la deshonra te llaman a la puerta.
Cuando no tienes ni fuerzas para hacer oración.
Cuando te preguntas si de veras existirá Dios.
Y, te respondes si, cuando le dices a Dios en medio de la noche. Vale Padre. Lo que quieras.
Cuando te parezca, ya me volverás a la luz. Entonces si, entonces somos bienaventurados, mientras no.
Creemos porque tocamos sus heridas porque lo palpamos en los sacramentos, en la gente buena.
En nuestra oración gozosa, en nuestra vida feliz.
No somos bienaventurados, creemos porque vemos.
Con el alma pero vemos. Y, Jesús dijo los que crean sin verme de ningún modo.
Y. Tomás no fue incrédulo. Él no desconfió del poder de Dios. El no quiso arriesgarse a ofender a Dios adorando a un hombre.
Pero cuando supo que el Hombre también era Dios no tuvo, reparo en adorarlo

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