lunes, 7 de mayo de 2012

El pasajero


Luisa subió al viejo tren; RENFE; había arreglado unas viejas locomotoras de carbón; para los que quisieran revivir viejos tiempos,  conocer como era el viaje en tiempos pasados
A ella a sus 28 años,  a apunto de casarse con Carlos Calatrava; le entusiasmaba la idea.

Así pues saco el billete, y,se subió a uno de los vagones, comprobó que la ventanilla del pasillo podía abrirse, y, se dijo: “ Pasaré gran parte del viaje asomada, viendo desfilar el paisaje, pero ahora voy ocupar mi sitio”

Y, tal como lo pensó lo hizo, entró en su departamento, afortunadamente no había nadie, coloco su pequeño equipaje,  saco un montón de revistas, pasatiempos y novelas, que sabía, era posible, no llegase a leer, porque siempre viene, alguien a impedirlo, aunque aquel viaje iba a ser distinto,  no estaba dispuesta a que se lo estropease nadie.

Sus pensamientos fueron cortados; por la voz temblorosa de un anciano que preguntaba:

¿Srta, Usted disculpe, esta libre éste asiento?

Luisa se dijo que; el viejo tenía sitio de sobra, pero por la educación recibida, esbozo una sonrisa, saco las revistas que había diseminado,  dijo: “ Disculpe, señor, puede sentarse, esta todo libre”

Al poco tiempo se iniciaba el monótono traqueteo del tren,  fue entonces cuando su acompañante; volvió a cortar el silencio,  con el atrevimiento propio de los viejos; y, de los niños; pregunto;  las razones del viaje de su joven acompañante.

La joven le respondió sin casi mirarle a los ojos

“Voy de vacaciones unos días a un pueblo de Castilla”
¿A casa de algún familiar supongo?
De entrada estuvo a punto de contestarle, “! Que narices le importa a usted”, pero, se dijo, que era un pobre viejo, y, el ser educada tampoco le costaba tanto, así, que le respondió, esta vez mirándole a la cara
“ Pues supone mal, voy a un hotel.  ¿ Usted, a donde va, si no le molesta mi pregunta?”
La hizo por decir algo, porque la verdad; le tenía sin cuidado a donde pudiese dirigirse el buen hombre.
Al oír la pregunta, los ojos del anciano se nublaron; o, eso le pareció percibir a Luisa.
“ No, no, me molesta su pregunta, voy a casa de una hija,  vengo de casa de mi hijo, sólo tengo 2 hijos,  no voy, ni vengo de vacaciones, hace dos años que murió mi esposa,  desde entonces mis dos hijos se me disputan”
“ Pues vaya suerte, con sus hijos tiene usted” exclamó
no, hija, perdoné la llame así; se disputan quién puede librarse de mí; soy un engorro un viejo es molesto; y eso que yo, aún estoy bien; han tratado de meterme en una residencia diciendo que era lo mejor para mí; pero me negué no quiero ser encarcelado; si ya se que de una residencia se puede salir; pero mis hijos viven a 200 Km cada uno; y, buscaban una residencia a 700Km; por eso dije que no.
Luego mi hija sugirió una residencia privada; tuve miedo de que pagasen para mi eliminación.
Cuando enfermó mi esposa, mis hijos pusieron su familia; y el no estar cerca de nosotros de excusa, y, salvo mi nuera que se ofreció a cuidar de su suegra, cosa que le; impidió mi hijo, o sea su marido, puesto que según él “ su deber era atender sus hijos y su esposo”
Así pues el tiempo que no estuvo en el hospital, (murió de cáncer), en casa fue atendida por extraños, y, cuando venían de visita se iban; porque, la enfermedad les hacía sentirse mal, les daba problemas por la noche decían.
Pero no piense que mis dos hijos son dos monstruos; fueron criados así; tanto mi esposa como yo, les enseñamos más de obra que de palabra que hay que rechazar lo enfermo, lo viejo, lo caduco, que debemos buscar el placer sobre todo, que la vida es para vivirla a tope.
Nos casamos jóvenes; y, pospusimos varios años, la llegada del primer hijo, luego entre mi hijo Adolfo,  que es el mayor, y, mi hija Rita, hubo dos; o tres, no recuerdo bien, interrupciones del embarazo de mi esposa, por supuesto voluntarias, eso, si, ningún embarazo llegaba al tercer mes, pero lo cierto es que era un hijo al que se le impedía la entrada en nuestra vida; si usábamos anticonceptivos, pero mi mujer, se nota que era super fértil; la niña, la tuvimos porque quisimos, tras saber claro está que sería sana.
Cuatro años más tarde; hubo otro embarazo; que hubiera llegado a término; pero se detectó que el feto sería mongolico, y claro, nuestra meta era, “ enfermos o subnormales, no; Rita, supo que no tendría el hermanito que le habíamos anunciado, nada más, claro está, pero aunque parezca mentira, suficiente, los niños son muy listos; luego hubo otros más, uno, nos estropeaba la ansiada compra del chalet, otro, el hacer un viaje, por fin mi esposa decidió ligarse las trompas
Criamos a los dos niños, como si fueran dos objetos; unas propiedades; les consentíamos todo, los mimamos; les dimos todo lo que deseaban, lo que debíamos darles; y, lo que es peor también lo que no debíamos darles; les enseñamos que estamos aquí para pasarlo bien; que no hicieran caso a ciertas personas, refiriéndonos a curas y monjas, por quedar bien ante la sociedad habíamos optado por colegio religioso, y, claro, teníamos que contrarrestar en casa, lo que les enseñaban allí.
Hijos antes del matrimonio no, pero sexo, si se presentaba la ocasión si, con precauciones, por supuesto, y los hijos en el matrimonio, 2 ó 3 a lo sumo; pero hijos sanos, nada de seguir con un embarazo, si, se detecta que el futuro niño, no será enteramente sano.
Y claro está, aprendieron bien la lección, y por eso ahora no quieren; y, yo, lo entiendo gastar su vida en cuidar un padre viejo; o antes en una madre cancerosa, y, renunciar por ello a viajar, a salir con el marido, o con la mujer; puesto que el padre viejo, que soy yo, y,la madre cancerosa, les dieron entrada en su vida, porque eran sanos, porque sus hermanos enfermos dos en concreto, no nacieron, porque no queríamos enfermos ni disminuidos; y porque hubo cuatro más a los que se les dijo, no, porque la vida, es para disfrutarla, si esos hijos hubiesen sido educados en valor del sacrificio, de la ayuda, ahora mi vida sería distinta; y, entonces si se me disputarían; pero, no se puede cambiar el pasado
¿ O tal vez si; usted que opina; por cierto, no le dije como me llamó, me llamó, Carlos Calatrava, para servirla; y, tú, si no me equivoco, eres Luisa.

Aquella vez Luisa no respondió, no le gusto la tutease; y,menos que la llamase por su nombre; ¿Dónde lo habría oído?. Pero se tranquilizó, diciéndose, que seguramente lo hubiese visto, en su maletín, asi, que iba a contestar, cuando vio que el anciano ya no estaba, y, recordó que se llamaba como su prometido, lo que era, una gran casualidad; bajo del tren que se hallaba estacionado de nuevo, y, con gran asombro, por su parte, en la misma estación de salida, se apeo, y busco, por todas partes, al anciano, llamándolo por su nombre, pero todo fue en vano, era como si de repente la tierra, se lo hubiera tragado; y,lo que era peor, el mismo revisor le insistió que en el tren iba ella sola, que éste no se había movido, y que no había subido nadie.
Entonces se hizo una luz en su mente, y comprendió que había visto su vida, que ella era la “ esposa cancerosa, y, el viejo viudo, su Carlos, recordó su decisión de no pasar de los 3 hijos a lo máximo, y tardar varios años
Salto del tren y fue a buscar a Carlos; y le dijo, que deseaba muchos niños, Carlos no entendía nada, pero se alegraba, porque a él siempre le habían encantado los críos
Han pasado muchos años, dos viejos, van en un tren y cuentan a una jovencita, que no paran, pues sus seis hijos se los disputan, todos los quieren tener con ellos, pero claro que nace un nieto, que se casa otro, y la esposa seca unas lágrimas por los dos hijos muertos el pequeño mongólico, que les alegró durante 18 años, hasta que se voló al Cielo; y el enfermo de parálisis cerebral que sólo vivió 2 añitos.

Pero les quedaba el consuelo y el amor de los otros, y el saber que aquellos dos angelitos, los esperaban en el Cielo, sabían que siempre podrían contar con sus hijos, pues les habían enseñado que al mundo, se viene para amar.

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