sábado, 19 de mayo de 2012

El Haren

Las cien jóvenes del Harén de Asuero, se movían inquietas en la gran sala del gineceo, lo abandonaban muy pocas veces, lo cierto es que allí tenían todo lo que pudiesen necesitar, todo menos la libertad.

La mayor parte del tiempo la pasaban rasgando el aire; con las notas que, brotaban de sus arpas ,y, de sus citaras, otras se entretenían en cantar, o. iniciar pasos de danza, sin que faltasen las que pintaban y, bordaban.

Pero había algo que tenían todas en común, un pensamiento.

¿Quién será la elegida?.

Hacia unos días, cerca ya de un mes, que el rey había repudiado a la reina Vasti, porque esta lo desobedeció, y, ahora quería otra mujer para su trono, una cosa era cierta, no sería cualquiera la elegida, el rey quería una joven virgen; y, la mayoría de las que ocupaban el Harén no lo eran; la vírgenes se distinguían porque se cubrían con un velo blanco, pero una joven de un Haren no puede negarse a complacer al rey, por eso, el amanecer con velo blanco, no quería decir acabar el día con él.

La puerta del Harén, se abrió y una joven fue conducida al interior del mismo, se la veía muy joven, y, muy frágil, hasta tenía miedo de levantar los ojos del suelo, llevaba el velo blanco, y, Cataría, una de las concubinas más antiguas, corrió a su encuentro

Le pregunto como se llamaba, a lo que la joven después de algún balbuceo respondió, me llamo Ester

Cataria tomo a Ester de la mano, y la condujo a su rincón, allí la ayudo a recostarse en unos cojines para que descansará, después le pregunto cuánto años tenía, a lo que respondió 16 años.

¿ Y, por lo que veo eres virgen? Dijo Cataria

claro, ya te dije que tenía 16 años

Eso no tiene nada que ver, yo fui violada a los 14, tuve mi primer hijo a los 15, hijo que me fue arrebatado, no sé si para ofrecerlo a los dioses, después cuando fue hecha prisionera por los persas, y vine aquí volví a quedarme encinta, pero entonces sabía como arreglarlo y, no fui mamá

Pero eso es un crimen, dijo Esther con una vocecilla apagada

Tal vez, pero yo no podía exponerme a que me pasara lo mismo que la vez anterior, así que unas hierbas; y, todo solucionado, pero no creas me hubiese gustado tener a mi hijo, pero tenía miedo que pasara como la vez anterior, dicen que a los dioses no les gusta, pero yo no creo en los dioses

Yo tampoco, respondió Esther; yo creo en iba pronunciar un nombre, pero se detuvo, recordó lo que le había dicho su tío Mardoqueo.

Nadie debía de conocer su pueblo, nadie debía saber que Dios adoraba.

Cataria, le paso maternalmente la mano, por la cara, Ester tendría la edad que de ser niña, y, sólo los dioses sabían lo que era, el hijo-al que no dejo nacer, por eso no podía evitar portarse como una madre, y, se dijo, que haría lo que fuera por cuidar de la muchacha

¿En que piensas, pequeña? Le pregunto

en nada, tengo miedo, no sé para que estoy aquí

El rey te ha mandado llamar, porque quiere tomar esposa; y va elegir de entre las 20 vírgenes que estáis aquí, pero sólo escogerá a una, las otras poco a poco, se convertirán en sus concubinas, el rey es señor de todos ,y, de todas, es un honor ser elegida para su trono, pero también lo es, y no te asustes muchacha, serlo para su cama, aunque eso no lleve parejo el trono.


Cuando vengan a buscarte, tienes que ir, y, no puedes ni debes, porque te iría la vida en ello poner reparos a nada, que te pida; ya sea para ser su reina, ya sea para ser su amante.

Los hombres siempre han tenido el poder, y, si, son reyes más, y Asuero es las dos cosas, pero no te asustes estarás bien, aunque no llegues a reina, tendrás esclavos, y, ahora sonríe

Diez días más tarde, Asuero elegía a Ester como esposa, pero tras la fiesta de bodas, esta fue conducida a sus aposentos privados, no entendía como el rey no quería estar con ella, le dieron a elegir una esclava del Harén y escogió a Cataria

Esta se postro a sus pies nada más entrar en el recinto, Ester la levanto, “ no hagas eso, no esta bien”

Claro que esta bien, tú eres mi señora, mi reina



Sabes Cataria, yo quiero dormir en la alcoba de mi esposo, como lo hacían mis padres ;y ,mis tíos, le amo, y, es mi esposo


Es tu Señor; dijo la esclava

Ester no entendía, porque no podía tratar con confianza a su esposo, hasta que recibió la visita de su tío, y se vio obligada a acudir junto a su esposo, para salvar a su pueblo.

Entonces vio que el rey la amaba, tanto que por ella, y para ella anulaba las leyes, que le extendía el bastón de su mando, y le concedía su deseo

Todos conocieron entonces que Ester, se llamaba en realidad Esther y, era judía

Aquella tarde abrazados ;como dos enamorados porque ;eso es lo que eran los reyes; Asuero y Ester, se paseaban junto a los lagos de palacio

¿Qué puedo hacer por ti mi amor?

Amarme, pero además de eso, tengo dos caprichitos, el primero que nombres a Cataria, mi doncella, la considero una amiga, casi una madre, y quiero tenerla conmigo

Concedido, y el otro

Quiero dormir con mi marido todas las noches

¿Ah y quien es el afortunado, a lo mejor mando encerrarlo en mis mazmorras por tamaño atrevimiento?

Ya, esta, señor, os tengo prisioneros en el calabozo de mi corazón, y no os dejaré escapar

Ni, yo lo intentaré
Un beso apasionado sello aquella promesa sagrada

Concedo los dos deseos, porque las mujeres siempre han mandado y, si son reinas más, pero tengo otro, que os ruego me concedáis

¿Cuál?

Un hijo

Eso, sólo puede darlo, el Altísimo, y, creo que ya lo ha hecho, y puso con delicadeza la mano de Asuero sobre su vientre, para que este notase al hijo que empezaba a crecer

Te amo Esther, bendito sea tu Dios, que ya es el mío

Fin