domingo, 6 de mayo de 2012

La abeja

Se llamaba “Nec”; y era una abeja; una pobre abeja obrera.


Ser; abeja es bastante apasionante; pero; para nuestra amiga, no tenía nada de apasionante, o como lo quisieran llamar, porque “Nec” era sorda, si sorda y eso en el mundo de los insectos apicolas, es una tragedia, seguro que la reina mandaría eliminarla; junto con los zánganos, no servía para nada, absolutamente para nada.

Como sabéis, estos insectos tienen sus tareas repartidas, excepto la reina, cuya única función es la de ser madre, función muy importante.

¿Qué podría hacer una abeja sorda? Vigilar que no entrase algún ladrón a robar la miel, cuando se diera cuenta ya estarían dentro, escoltar a la reina, explorar los campos y enviar mensajes diciendo donde estaba el romero, el sauce el brezo etc no, ir libar las flores y fabricar la sabrosa y rica miel, nada, nada podía hacer.

Llorando, porque las abejas también lloran se poso en una flor, y entonces descubrió que no estaba libre, se disculpo como pudo, y, pregunto al insecto que ocupaba la flor y que era por supuesto otra abeja.

“¿Oye tu no eres un zángano, que haces aquí?

El otro respondió;” si soy un zángano, me llamo Mardo, y he huido hasta aquí, no quiero casarme con la reina, hará como hacen todas, y, nos asesinara después de la boda a los pretendientes rechazados; y, a mi, su esposo, y además yo no la quiero, yo te quiero a ti “Nec”

Nec, se echo a reír

“yo soy una abeja obrera, no puedo casarme, y, además soy sorda, ¿Qué ibas; hacer conmigo?”

Mardo, “Serás sorda, pero me has oído, y, no he gritado, no me importa que seas una obrera, ya sé que las obreras tenéis prohibido el matrimonio, no importa seremos amigos, ayudaremos a otras abejas, y libaremos para nosotros, si la malvada reina no nos encuentra antes y ordena nuestra ejecución”.

Aún estaba hablando cuando llego, volando un enjambre de abejas, con la reina Tare a la cabeza, Mardo y Nec, se acurrucaron uno junto a la otra, temblando desde las antenas a los pies.

Tare, se dirigió a ellos diciéndoles

“¿Pero se puede saber, hijos que os ha pasado menudo susto nos disteis, pensamos que tal vez os hubiese sucedido algún accidente?

No lo puedo creer, parecéis 2 “roba miel”, nombre, con el que las abejas, en sus conversaciones privadas nos definen a los seres humanos, pensabais que os iba mandar matar, no hijos, yo no he matado nunca a nadie, y, tu Mardo no tienes que casarte conmigo; si no me amas hasta ese punto, si amas a Nec, lo natural es que sea ella la elegida, además me gusta como sucesora, una reina no importa si es sorda, a veces conviene, para no oír las tonterías de los súbditos”

Nec interrumpió a su soberana, diciendo que ella no se veía digna del trono, pero con todo respeto disentía de Su Majestad, los humanos a quien llamaban “roba miel”, no eran todos malos, durante el invierno, cuando era imposible ir a libar, porque la helada y la nieve lo cubrían todo, les ponían en la puerta azúcar, y otras cosas que les permitía subsistir.

Tare, dijo entonces, son los niños los cachorros de los “Roba miel”, los “Roba miel” cuando son cachorros son encantadores, y, nos quieren mucho. Cuando crecen se dedican a desvalijarnos, por ello Dios nos dio el aguijón para defendernos de sus robos, la miel, y la cera son sólo nuestras.

Mardo dijo entonces. “Señora, no creo tengamos el aguijón para atacar a los seres humanos, no me gusta llamarlos “Roba miel”, la prueba esta que morimos; cuando lo clavamos, lo tenemos para defendernos de otros enemigos, pero el ser humano no es nuestro enemigo, es nuestro amigo, la miel que nuestro Creador, del que no olvidemos el que llamamos “Roba miel” es imagen, y además es su hijo; repito la miel que nos permite hacer libando en todas las flores creadas, es un don del cielo, y los dones son para repartir.



Lo que tiene un padre es para todos sus hijos, querer guardar el tesoro de la miel o de la cera que Dios nos concede, es prueba de que; somos egoístas.

Podemos compartirlo con nuestros hermanos los seres humanos. Es cierto; que muchos de estos son egoístas; y malvados, pero ello es porque son enfermos, mi amada Nec es sorda; pero algunos humanos, son ciegos tan ciegos que no ven a Dios, trabajando cada día como pintor en los campos, y en los huertos, no lo oyen gritar que los ama; que nos ama a todos, pero que por ellos tiene locura, y, dicen que “no existe”, son dignos de compasión, no de odio, ¡pobrecitos¡

Y, todos los habitantes del enjambre, inclinaron su frente para con sus alas plegadas, orar en el Templo de la naturaleza, al Creador de todos los seres, por los pobres seres humanos, que tienen la desgracia inmensa de no conocer a su Creador.

Por supuesto que Nec y Mardo se casaron, y Nec fue una buena reina y todos vivieron muy felices





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